ASOCIACIÓN Y COFRADÍA DEL ROSARIO SANTO DOMINGO EL REAL

Espacio dedicado a promover la devoción a la Virgen mediante la divulgación del rezo del Rosario, como medio de contemplar y meditar los misterios de la vida de Nuestro Señor Jesucristo y asemejarnos a Él.


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sábado, 29 de julio de 2017

Reto

Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.                              
    
HOY TODOS AL CAMPAMENTO

Esperábamos la visita de un grupo de familias de la diócesis de Toledo acompañadas por un sacerdote. Era un grupo grande, se sentaron en el locutorio y empezaron a presentarse. En las presentaciones hablaban de que iban a un campamento, pero no lo decían los niños, ¡lo decían los adultos!

¿Los adultos a un campamento? "Claro, seguro que a llevar a los pequeños", pensábamos. Pero, a medida que se iban presentando más familias, lo del campamento se repetía, y no sólo eso, sino que se veía a los padres realmente emocionados con ello. Llegó un momento en el que, para salir de dudas, les preguntamos si iban a llevar a los niños y se volvían en ese mismo día. ¿Y sabes cuál fue su respuesta? ¡Que ellos, los padres, también iban al campamento! Y no iban ayudar, iban a vivir su propio campamento a la vez que sus hijos e, incluso algunos, que sus nietos.

Me impresionó mucho que familias enteras fuesen a disfrutar de esta experiencia. Cuando contamos algo que hemos vivido, una experiencia que nos ha marcado, no llegamos a transmitir lo que en realidad ha supuesto para nosotros. Nos da pena que los que tenemos cerca no hayan vivido lo mismo para que entiendan lo que realmente ha significado para nosotros. Éstas familias van a vivir juntas una experiencia de fe,  van a poner a Cristo en el centro este verano. Si las vivencias compartidas nos unen con tantas personas a nuestro alrededor, ¿por qué no vivir una experiencia que nos una en Cristo con nuestra familia?

Hoy el reto del amor es que pares el ritmo y vayas de "campamento" con tu familia. Pregunta al Señor qué puedes hacer hoy con ellos. Dedícales tiempo de calidad haciendo algo juntos. ¡Hay miles de "campamentos"!: un rato de juegos, una excursión... ¡o una comida familiar! Sobre todo si hay algo que celebrar, como son los 60 años de matrimonio: ¡Mª José, Paco, disfrutad del "campamento" que os han preparado vuestros hijos! Hoy entrégate con tu familia, con tu comunidad y disfruta de las vivencias que te regala el Señor junto a ellos.

VIVE DE CRISTO

  
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¡Feliz día!

viernes, 28 de julio de 2017

Reto

Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.                              
    
UN REPARTO ASOMBROSO

Me encanta ver el Sagrario rodeado de flores. Además estos días son gladiolos, de todos los colores, que han florecido en nuestra huerta, ¡está precioso!

Siempre he pensado que, si alguna vez me ponen el oficio de sacristana, plantaría un enorme huerto de flores para tener una gran variedad y así poder hacer ramos que adornen y acompañen al Señor.

Sin embargo, ayer me sucedió algo que rompió mis esquemas.  

Estábamos durante el recreo de la noche paseando por la huerta y, mientras compartíamos las peripecias del día, una monja nos señaló sus flores, mostrándonos lo bonito que estaba todo.

-¡Mira, otro gladiolo! Pronto lo podré cortar para llevárselo a las sacristanas.

Un poco más adelante, otra monja nos señalaba su espacio de jardín y, continuando el comentario de la otra hermana, añadió:

-Yo ya he cortado como diez gladiolos, ¡qué bien se han dado este año!

La verdad es que llamaba la atención lo bonitos que tenían sus jardines y qué cantidad de flores habían nacido gracias a sus cuidados.

Cuando llegaba la hora de Completas y ya nos acercábamos a la puerta de entrada, otra monja añadió:

-Los bulbos nos los regaló la sacristana; gracias a eso hemos tenido estas plantas tan bonitas -y señaló sus tiestos, que están junto a la puerta.

Cuando llegué a Completas, no salía de mi asombro. Yo pensaba que lo ideal sería tener un huerto de flores bien cuidado por las sacristanas para tener asegurados los ramos del Señor. Sin embargo, ellas habían decidido repartir las semillas y los bulbos entre las monjas. Aquel gesto hizo felices a todas, pero, además, el Señor no se ha quedado sin ornamentación: después de cuidar las plantas y verlas crecer, las monjas van llevando las flores a las sacristanas. Las flores han llegado (¡aunque por otro camino!) adonde estaban destinadas inicialmente.

Me di cuenta de que contar con el otro es amar. He descubierto que, cuando das una semilla al hermano, le estás mostrando que le quieres, que cuentas con él; le das la oportunidad de responsabilizarse, de crecer y de dar frutos. Cuando, en lugar de guardarte tus semillas, las repartes con los hermanos, al final, el amor hará que vuelvan a ti los frutos.

Jesús nunca se quedó nada para sí, siempre lo repartía todo entre los discípulos y la gente que le iba a ver. Él sabía que, cuando das, todo se multiplica.

Hoy el reto del amor es compartir algo tuyo con otra persona. Te darás cuenta de que, cuando compartes, todo se multiplica. Recuerda, que sea algo real y materia.

VIVE DE CRISTO

  
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¡Feliz día!

jueves, 27 de julio de 2017

Reto

Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.                              
    
PERSONALIZANDO EL DÍA

Llevamos unos días haciendo material para una peregrinación para la que nos han pedido unas chapas y mochilas personalizadas con el nombre de todos los que van a ir.

Al tener que poner los nombres, entre diseño, montaje y comprobar la lista, llegó un momento en que todos los nombres me sonaban, parecía que conocía a cada uno y, poco a poco, todos iban pasando por mi oración.

El hecho de que llevase cada cosa el nombre escrito me ayudó a orar por los que lo iban a llevar, y me di cuenta de cuántas cosas tenemos entre manos cada día para personalizar. Por lo general, no tenemos la suerte de que salgan los nombres escritos en las cosas que hacemos y por eso no somos conscientes, pero, ¿cuántos nombres hay detrás de la comida que hoy tienes que hacer? ¿Cuántos nombres detrás de las llamadas que vas a recibir? ¿Cuántos que se van a beneficiar de tu trabajo, por sencillo que sea?

Seguro que te habrán venido unos cuantos nombres a la cabeza y, en lugar de pucheros, papeles, ropa, herramientas... ya estás empezando a ver rostros, personas concretas. Y es que, si "personalizas" el trabajo, si lo conviertes en oración por esas personas que van a recibirlo, todo cambia. Orar cuando haces algo hace que todo tenga la impronta del amor, que lo que hagas tenga un valor infinito aunque nadie lo sepa valorar, y hasta el tornillo más pequeño que se ponga en una cadena de montaje se vuelve un gran gesto de amor.

Hoy el reto del amor es que "personalices" lo que vayas a hacer. Ora por las personas que se beneficiarán de lo que hagas, aunque no sepas quiénes son. Hoy, en la montonera de trabajo, en el día agotador que te espera, hay algo más grande: oración y amor. Personaliza y disfruta trabajando con Cristo.

VIVE DE CRISTO

  
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¡Feliz día!

miércoles, 26 de julio de 2017

Reto

Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.                              
    
AMOR EN LA COCINA

Ayer nos tocó cocina y, como era solemnidad por el apóstol Santiago, la comida era especial.

Estuvimos cocinando toda la mañana, preparando cosas muy ricas a las monjas: hicimos salsas de queso, fajitas mexicanas, entremeses y, de postre, un granizado de limón. Para algunas de estas cosas tenemos una gran aliada, que es la thermomix, y un montón de libros de recetas que acaba de regalarnos una amiga. La verdad es que fue una mañana de mucho trabajo, pero felices de poder amar sirviendo a las hermanas.

La comida fue genial, en el claustro, con una gran sobremesa...

Habitualmente, cuando tenemos este tipo de comidas de fiesta, al terminar, todas juntas nos vamos a fregar. Pero ayer no fue así. Imagina cuál fue nuestra sorpresa... Las monjas estaban tan agradecidas por la comida que les habíamos preparado, que nos dijeron que fregaban ellas, que nos fuéramos a la siesta. Les dijimos que no, que no nos costaba nada, que entre todas en nada lo hacíamos... pero ellas nos insistieron: que menudo trabajo toda la mañana, que nos merecíamos un buen descanso.

Según subíamos al Noviciado, una de las novicias dijo:

-¿Ves? Pones amor y te encuentras amor.

Y es verdad: cocinamos sólo para servir y hacer felices a nuestras hermanas en este día de solemnidad, pusimos amor en ello y disfrutamos de una mañana juntas en la cocina. Ya con la alegría de la entrega éramos felices, pero la plenitud llega cuando te encuentras que, en la hermana, el amor genera amor.

¿Alguna vez te lo has planteado? Éste era el estilo de Jesús. Él siempre iba por delante de las personas, amándolas, y esto hacía que saliese lo mejor de cada uno. En Zaqueo, en María Magdalena, en sus apóstoles... Jesús siempre daba el primer paso, era el primero en entregarse.

Hoy el reto del amor es entregarte tú el primero, no esperar a que los demás te den para tu responder. Para un minuto y ora quién tienes en tu corazón que hoy necesitaría que le mandases un mensaje por WhatsApp. Pon amor en ese mensaje y descubrirás que te volverá Amor. Manda el mensaje ahora, en cuanto lo tengas claro en el corazón, porque el amor no sabe esperar.

VIVE DE CRISTO

  
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¡Feliz día!

martes, 25 de julio de 2017

Reto

Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.                              
    
ME VOY DE ERASMUS

Bueno, no sé si la expresión es del todo correcta. Por lo pronto, tengo billete de ida, pero no de vuelta. Y lo cierto es que no voy a salir del país, ni siquiera voy a cambiarme de monasterio... pero, en breve, tendré que empezar a hacer las maletas. Como te comentaba Israel el otro día, ¡me voy del Noviciado!

Sí, mi etapa de formación llega a su fin. Han sido casi 8 años de conocer más a Jesucristo, de aprender a amarle y a escucharle, de descubrir el gran don de las hermanas... ¡de disfrutar y vivir miles de aventuras juntas!

La semana pasada tuvieron lugar mis escrutinios y votaciones, ¡y ya es oficial! En septiembre dejaré de vivir en el Novi (ese ala del convento totalmente aparte) y pasaré a vivir con las monjas solemnes durante un año, antes de profesar solemne yo también. Así, pues, ¡en septiembre me voy "de Erasmus"!

Llega el momento de echarse a volar. Es verdad que dejo atrás muchas cosas que quiero... pero este hecho me ha dado la oportunidad de renovar mi opción exclusiva por Cristo, de centrar toda mi vida en Él. ¡Comienza una nueva etapa!

Muchos me han preguntado que si me da pena dejar el Novi... Es cierto que este tiempo ha sido un regalo del Señor, ¡y sé que el que está por venir también lo será!

Mi oración ahora quiere ser una declaración de amor: "Lo que Tú quieras, querré; a donde Tú vayas, iré... sea lo que sea, siempre que sea contigo". Saberme totalmente amada y cuidada por Cristo, ¡me llena de alegría! Él, que me ha llevado con tanta delicadeza hasta este momento, ¡seguirá haciéndolo! "Su amor se renueva cada mañana"...

Y, bueno, querido retero... ¡no pienses que esto es una despedida! Prometo ir compartiéndote todas mis peripecias, porque una cosa es segura: con Cristo lo mejor siempre está por venir. ¡En esta aventura habrá miles de retos!

Hoy el reto del amor es renovar el amor. Te invito a que, en tu oración, le presentes a Cristo a esa persona a la que tanto quieres: tu esposo, tu mujer, tus hijos, ese amigo... Contempla con el Señor todo lo que ha cambiado desde que os conocisteis, desde el año pasado, ¡o desde hace una semana! Somos seres vivos, estamos en continuo cambio... pero nuestro amor está llamado a permanecer. A lo largo del día, habla con esa persona, renueva tu compromiso, dile que, aunque muchas cosas hayan cambiado, hoy... la quieres más que ayer. ¡Feliz día!

VIVE DE CRISTO

  
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¡Feliz día!

lunes, 24 de julio de 2017

Reto

Hola, buenos días, hoy Matilde nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

LA FE MUEVE MONTAÑAS           

Voy a contaros una historia muy sencilla, que, por lo sencilla, ¡parece increíble! Pero aquí está:

Hace unos días vino un señor y nos encargó que le hiciésemos un plato grande adornado con un escudo que pintamos a mano. Se lo solemos hacer cada año para homenajear a alguien del pueblo.

La hermana responsable del trabajo estuvo buscando este diseño en la carpeta correspondiente, pero no estaba allí. Miró y miró una y otra vez, pero no aparecía tal diseño. Entonces hojeó en todos los archivadores de las estanterías de la cerámica, pero nada… No se explicaba dónde podría estar, porque miró todo y varias veces. Ya estaba cansada de buscar y no sabía qué hacer, llevaba dos días en su búsqueda…

Así las cosas, llegó la hora de la tarde en que cantamos las Vísperas. Y yo sentí muy fuerte, pero con gran sencillez, que debía pedírselo a san Antonio, porque es abogado de las cosas que se pierden. Yo soy dominica y nunca tuve devoción a este gran santo, pero un día se me ocurrió pedirle encontrar algo y me lo puso a la mano, así que, desde entonces, todo lo que se me extravía, me lo encuentra. ¡Fijaos, que hace algún año, le pedí que mi hermana encontrara un comprador para su piso, pues era urgente venderlo, y me lo encontró! ¡Asombroso...!

La fe mueve las montañas de nuestras desconfianzas y nos hace creer como los niños, sin reticencias y muy seguros, con gran sencillez.

Pues, cantando las Vísperas, percibí en mí una gran seguridad de que san Antonio me lo iba a poner a la mano. Cuando acabamos de rezar, me dirigí a uno de los sitios en donde están muchos archivadores, tiré de uno cualquiera… ¡y al abrirle, estaba allí el diseño, esperándome! ¡No cabía en mí de alegría! De acción de gracias a Jesús y con la fuerza de su gracia, me arrodillé y oré, bendiciéndole y alabándole en alta voz:

-¡Señor, gracias, gracias! ¿Cómo no van a amarte todas tus criaturas, mi Dios? ¡Tú eres bueno, muy bueno! ¡Siempre nos escuchas y nos das más de lo que podemos imaginar o esperar! ¡Gracias, gracias Jesús, por tus santos, que se parecen a Ti en la bondad y la misericordia! ¡Gracias san Antonio, por quererme tanto y escucharme siempre!

Hoy el reto del amor es que hagas un acto de confianza en Jesús, que sólo busca quererte y ayudarte en tu vida; y que le des gracias porque te ama mucho. Pero todo hazlo con gran sencillez, como sencillos son los milagros de Jesús como respuesta a nuestra fe. Hazlo como lo haría un niño con su papá, jugando y amando…

VIVE DE CRISTO

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¡Feliz día!

domingo, 23 de julio de 2017

Liturgia de las horas

LITURGIA DE LAS HORAS CORRESPONDIENTE AL LUNES SEMANA IV DEL SALTERIO

LAUDES

HORAS INTERMEDIAS

VÍSPERAS

COMPLETAS

EL SANTO DEL DÍA

LECTIO DIVINA correspondiente al Lunes de la 16ª semana del Tiempo ordinario

 

LECTIO

Primera lectura: Éxodo 14,5-18

En aquellos días,

5 cuando le dijeron al rey de Egipto que el pueblo había huido, tanto el faraón como sus cortesanos cambiaron de opinión y se decían: -¿Qué es lo que hemos hecho? Hemos dejado salir a Israel y nos hemos privado de sus servicios.

6 Entonces, el faraón hizo preparar su carro y reunió su ejército;

7 puso en marcha a todos los carros de guerra egipcios y a los seiscientos carros escogidos, todos con sus respectivos combatientes.

8 El Señor hizo que el faraón, rey de Egipto, se obstinara y persiguiera a los israelitas, que habían partido con la cabeza bien alta.

9 Los egipcios, los caballos y los carros del faraón, sus caballeros y su ejército, los persiguieron y les dieron alcance en el lugar donde estaban acampados, a orillas del mar, junto a Piajirot, frente a Baalsefón.

10 Cuando el faraón estaba cerca, los israelitas alzaron la vista y, al ver que los egipcios los perseguían, clamaron llenos de terror al Señor

11 y dijeron a Moisés: -¿No había cementerios en Egipto para que nos hayas traído a morir en el desierto? ¿Nos has sacado de Egipto para hacernos esto?

12 ¿No te decíamos que nos dejaras tranquilos sirviendo a los egipcios; que era mejor servirles a ellos que morir en el desierto?

13 Moisés respondió al pueblo:

-No temáis, manteneos firmes y veréis la victoria que os va a dar hoy el Señor; a estos egipcios que veis ahora, no los volveréis a ver nunca jamás. 14 El Señor combatirá por vosotros sin que vosotros tengáis que hacer nada.

15 El Señor dijo a Moisés: -¿A qué vienen esos gritos? Ordena a los israelitas que emprendan la marcha.

16 Tú levanta tu cayado, extiende la mano sobre el mar y se partirá en dos para que los israelitas pasen por medio de él, como si fuera tierra seca.

17 Yo voy a aumentar la obstinación de los egipcios, para que entren en el mar detrás de vosotros, y entonces me cubriré de gloria a costa del faraón y de todo su ejército, de sus carros y de su caballería.

18 Y sabrán los egipcios que yo soy el Señor, cuando me cubra de gloria a costa del faraón, de sus carros y de su caballería.

 

*»• La primera lectura nos ofrece hoy otra descripción de la salida de Egipto con unos elementos psicológicos magistralmente orquestados. Por una parte, el pesardel faraón por haber dejado partir a los israelitas (pensando sobre todo en las ventajas económicas de su trabajo). A continuación, la rápida decisión del rey de perseguir a los fugitivos con un gran ejército.

El texto acentúa el hecho de que «el Señor hizo que el faraón, rey de Egipto, se obstinara» (v. 8). Ésta era la manera de pensar de la antigua teología israelita: todo lo que acontecía en el mundo y en la vida se pensaba que estaba dispuesto por la voluntad de Dios; por consiguiente, también este propósito del rey de Egipto, aparentemente en contra de Israel, formaba parte del designio de salvación, y su objetivo era hacer resaltar el poder y la grandeza de las obras divinas en favor de su pueblo.

Viene, a continuación, el terrordel pueblo: a los israelitas les espanta la idea de ser perseguidos por el ejército del faraón. Se propaga entonces el miedo a caer en sus manos, y empiezan las murmuraciones contra Moisés. El tiempo pasado aparece ahora idealizado: ya no piensan en la dura esclavitud, sino sólo en los escasos beneficios en aquella vida absolutamente insoportable. Y crece el deseo de volver atrás, de servir a los egipcios, de volver a ser de nuevo esclavos.

Moisés intenta serenar al pueblo recordándole todo lo que Dios había hecho por cada uno de sus miembros y exhortándole a la confianza: «No temáis, manteneos firmes y veréis la victoria que os va a dar hoy el Señor» (v. 13).

Finalmente, es Dios mismo quien entra en acción y ordena a Moisés que extienda el bastón sobre las aguas del mar: éste será el comienzo del gran prodigio del paso del mar Rojo. Lo primero que ordena es «que emprendan la marcha» (v. 15), es decir, la continuación de la obra ya empezada, basándose en la confianza en Dios, porque ahora, y de una manera extraordinaria, se va a revelar el Dios de su salvación.

 

Evangelio: Mateo 12,38-42

En aquel tiempo,

38 algunos maestros de la Ley y fariseos le dijeron: -Maestro, queremos ver un signo hecho por ti.

39 Jesús respondió: -Esta generación perversa e infiel reclama un signo, pero no tendrá otro signo que el del profeta Jonás.

40 Pues así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez, así estará el Hijo del hombre tres días y tres noches en el corazón de la tierra.

41 Los ninivitas se levantarán en el día del juicio junto con esta generación y la condenarán, porque ellos hicieron penitencia ante la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más importante que Jonás.

42 La reina del sur se levantará en el juicio junto con esta generación y la condenará, porque ella vino del extremo de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más importante que Salomón.

 

*• El evangelio de hoy nos presenta una página impresionante sobre la respuesta y la reacción de Jesús frente a la petición de ver un milagro que le hacen los maestros de la Ley y los fariseos. Jesús hacía continuamente milagros de todo tipo -era ésta su característica más notable junto a la de disponer de una palabra y una doctrina sorprendente y única-; ahora bien, sus enemigos ni escuchaban su doctrina ni querían considerar sus milagros. Su mente y su corazón estaban cerrados por la incredulidad, manchados por la sospecha, viciados por la malicia. De ahí que la respuesta de Jesús sea clara, cortante: empieza con un ataque frontal y compara a sus adversarios con una «generación perversa e infiel», como decían los antiguos profetas de Israel. Prosigue, después, su invectiva, mezclando su persona y sus privilegios con comparaciones que humillan a aquella generación insensible. Los ninivitas fueron a escuchar a Jonás y por eso condenarán a esta generación incrédula, que no ha sido capaz de escuchar al Enviado de Dios (w. 40ss).

Jesús, a buen seguro, les va a dar un signo, pero no será «otro signo que el del profeta Jonás», que volvió a la vida después de haber estado encerrado tres días en el vientre del pez. «La reina del sur» (es decir, la reina de Saba) se molestó en ir al encuentro de Salomón y escuchar su sabiduría, y juzgará a los oyentes presentes porque no han sido capaces de escuchar la voz del Señor.

Tanto los habitantes de Nínive como la reina de Saba demostraron tener apertura de corazón y no sofocaron el comienzo de la fe. Sin embargo, los oyentes de Jesús han cerrado los oídos y el corazón a su predicación, una predicación realizada en su propia casa. Jesús se autoproclama aquí como superior a Jonás (es decir, a la profecía) y superior a Salomón (es decir, a la sabiduría), para hacer resaltar la gravedad de la actitud de sus conciudadanos, que le rechazan.

Mateo, entrelazando la doctrina bíblica y la cristológica, afirma que el Mesías, maestro de novedad y autor de salvación, al mostrarse superior a los más grandes ideales o valores de los hombres de su tiempo, posee una autoridad única, que le ha sido conferida por Dios.

 

MEDITATIO

En las dos lecturas de hoy encontramos una actitud semejante por parte de la gente: los hombres no se fían de Dios. Tanto en el caso de los israelitas en Egipto como en el caso de los maestros de la Ley y los fariseos existe un olvido voluntario, una cerrazón del corazón ante cuanto Dios y Jesús han hecho de extraordinario por el pueblo. Es el tema de la ceguera, de la cerrazón voluntaria del corazón frente a la actuación de Dios. Se trata de una actitud de soberbia, de autosuficiencia, de rechazo de la acción de Dios cuando ésta no se adecúa a las normas establecidas por la mente humana. El hombre intenta encerrar a Dios, quitarle su libertad, y no acepta sino aquello que el mismo hombre quiere ver y sentir.

Es una actitud de soberbia y de dureza de corazón que ha constituido siempre la llaga constante de Israel y la cruz llevada por todos los profetas, empezando por Moisés. Cristo es el último de estos enviados, y su Palabra sobrepasa inmensamente a la de todos los profetas anteriores. Pero esta voz padece la amenaza de no ser escuchada, de ser entendida mal, malinterpretada. Éste será el drama de Jesús.

Nosotros nos encontramos en el círculo de los oyentes de Jesús. Frente a su Palabra, nuestra pregunta ha de ser: ¿somos como los hombres del antiguo Israel, como los escribas y los fariseos, o poseemos un corazón sencillo capaz de escuchar, como losanawim (los pobres de YHWH), personas de corazón sencillo y sincero? De nuestra respuesta a esta pregunta dependerá nuestra fe, nuestra confianza, nuestra misma salvación.

 

ORATIO

Oh Señor Jesús, sencillo y humilde de corazón. ¡Cuan lejos me siento de esta actitud tuya de sencillez, de humildad, de dulzura! Esta lejanía me hace percibir también el fruto de mi dureza de corazón, de mi poca confianza, de mi poca disponibilidad a tu voluntad, de mi egoísmo, que antepone siempre mi propia persona al bien de los otros y a tu misma gloría.

Concédeme un corazón nuevo, Señor Jesús, semejante al tuyo; un corazón abierto, dócil, sincero, humilde, que sepa escuchar tu Palabra, que sepa obedecer a tu voluntad. Concédeme tu Espíritu Santo, para que transforme mi vida, mi alma, mi corazón, mis principios.

Que te reflejen a ti y sólo a ti, tu corazón, tu alma, tus actitudes, y así me convierta yo en un verdadero discípulo, en un auténtico seguidor de tus huellas.

 

CONTEMPLATIO

El faraón acosaba de cerca y apretaba a los judíos con la numerosa escuadra de carros de los egipcios. Un enemigo envolvente a las espaldas y un mar arrollador por delante habían cerrado el camino al pueblo de Dios. Ninguna confianza en las armas, ninguna esperanza en la fuerza. Se elevaba sólo el apesadumbrado lamento: «Hubiera sido mejor soportar las duras cargas de la esclavitud en Egipto que morir de lenta y penosa consumición en el desierto». Pero ese lamento no traía consigo ni una brizna de seguridad; más aún, implicaba una ofensa infinita a Dios. Estaba, por tanto, Moisés lleno de tristeza, de preocupación, de ansiedad, tanto por los peligros como por los lamentos del pueblo, esperando el fiel cumplimiento de las promesas del Cielo. Y en silencio meditaba con qué recursos habría de intervenir el Señor por fin, olvidando la ofensa y recordando su amor.

A él le dice el Señor: «¿A qué vienen esos gritos?». No consigo percibir su sonido, pero reconozco su voz: capto su silencio, advierto el grito que se esconde en sus obras. El pueblo gritaba; sin embargo, no era oído. Moisés callaba; sin embargo, era oído. No fue al pueblo a quien se le dijo: «¿A qué vienen esos gritos?». De hecho, no gritaba a Dios aquel pueblo que gritaba injurias indignas de hombres. Fue en cambio a Moisés a quien se le dijo:«¿A qué vienen esos gritos?». Dicho con otras palabras: «El único que me grita a mí eres tú, que has vuelto a poner la esperanza en mí; el único que me grita a mí eres tú, que provocas mi fuerza; el único que me grita a mí eres tú, que no deseas otra cosa sino que mi nombre sea anunciado por toda la tierra» (Ambrosio de Milán, Comentario al salmo 118, XIX, 10).

 

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Desde lo hondo a ti grito, Señor» (Sal 129,1).

 

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

La exigencia de Dios es tremenda: el hombre es salvado precisamente cuando queda reducido a nada, cuando ya no puede hacer nada por sí mismo para salvarse. ¿Qué puede hacer Israel para salvarse de la amenaza de los egipcios? Todo el ejército egipcio está a sus espaldas e Israel no tiene delante más que el mar: no hay escapatoria. Ahora bien, en el momento en que se hunde toda esperanza humana, precisamente en ese momento, debe afirmar su esperanza en Dios, y la esperanza de Israel en Dios vence, su confianza obtiene la salvación. La única condición para la salvación es la esperanza contra toda esperanza; es la fe que permanece firme en el mismo momento en que se hunde todo apoyo humano.

Eso es lo que pide Dios al alma que quiere ser salvada, que quiere ser redimida: la fe en lo imposible, como decía Charles e Foucauld. Pide una fe que exige no sólo el abandono, sino un abandono sereno, humilde y pleno. Israel no debe tener miedo, debe ser fuerte, conservar el silencio: el hombre no tiene que sentir miedo frente a la extrema amenaza. «Alma mía, recobra tu calma», dice el salmo. Reposar en los brazos de Dios como un niño en los brazos de su madre. Caen, se hunden para ti todos los apoyos: precisamente entonces viene la salvación divina, no temas. La salvación divina sigue siendo siempre un milagro, y la realización de este milagro no tiene más que una condición: la fe. No tienes que hacer nada. Debes abandonarte, debes precipitarte en Dios como en el vacío: el Señor no te pide nada más (D. Barsotti, Meditazione sull'Exodg, Brescia 1967, p. 119 [edición española: Espiritualidad del Éxodo, Ediciones Sígueme, Salamanca 1 968]).

 

 

LAUDES

V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
 

INVITATORIO
Que todos los pueblos alaben al Señor
Sabed que la salvación de Dios se envía a los gentiles (Hch 28, 28)

 Ant. Adoremos al Señor, creador nuestro.

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

Ant. Adoremos al Señor, creador nuestro.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Ant. Adoremos al Señor, creador nuestro.

Que canten  de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.

Ant. Adoremos al Señor, creador nuestro.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Ant. Adoremos al Señor, creador nuestro.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.

Ant. Adoremos al Señor, creador nuestro.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Adoremos al Señor, creador nuestro.

HIMNO
Crece la luz bajo tu hermosa mano,
Padre celeste, y suben
los hombres matutinos al encuentro
de Cristo Primogénito.

Él hizo amanecer en tu presencia
y enalteció la aurora 
cuando no estaba el hombre sobre el mundo
para poder cantarla.

Él es principio y fin del universo,
y el tiempo, en su caída,
se acoge al que es la fuerza de las cosas
y en él rejuvenece.

Él es la luz profunda, el soplo vivo
que hace posible el mundo
y anima, en nuestros labios jubilosos,
el himno que cantamos.

He aquí la nueva luz que asciende y busca
su cuerpo misterioso;
he aquí, en el ancho sol de la mañana,
el signo de su gloria. 

Y tú que nos lo entregas cada día, 
revélanos al Hijo,
potencia de tu diestra y Primogénito
de toda criatura. Amén. 
 

SALMODIA
Ant. 1. Por la mañana sácianos de tu misericordia, Señor.

Salmo 89   Baje a nosotros la bondad del Señor 
Para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día (2P 3, 8)

Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generación.

Antes que naciesen los montes
o fuera engendrado el orbe de la tierra,
desde siempre y por siempre tú eres Dios.

Tú reduces el hombre a polvo, 
diciendo: «Retornad, hijos de Adán.»
Mil años en tu presencia
son un ayer, que pasó;
una vela nocturna.

Los siembras año por año,
como hierba que se renueva: 
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca.

¡Cómo nos ha consumido tu cólera
y nos ha trastornado tu indignación! 
Pusiste nuestras culpas ante ti,
nuestros secretos ante la luz de tu mirada:
y todos nuestros días pasaron bajo tu cólera,
y nuestros años se acabaron como un suspiro.

Aunque uno viva setenta años,
y el más robusto hasta ochenta,
la mayor parte son fatiga inútil,
porque pasan aprisa y vuelan.

¿Quién conoce la vehemencia de tu ira, 
quién ha sentido el peso de tu cólera? 
Enséñanos a calcular nuestros años, 
para que adquiramos un corazón sensato.

Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos;
por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.

Danos alegría, por los días en que nos afligiste,
por los años en que sufrimos desdichas. 
Que tus siervos vean tu acción,
y sus hijos tu gloria.

Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Ant. Por la mañana sácianos de tu misericordia, Señor. 

Ant. 2. Llegue hasta el confín de la tierra la alabanza del Señor.

Cántico   Is 42, 10-16   Cántico  nuevo al Dios vencedor y salvador
Cantan un cántico nuevo delante del trono de Dios (cf. Ap 14, 3)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
llegue su alabanza hasta el confín de la tierra; 
muja el mar y lo que contiene,
las costas y sus habitantes;

alégrese el desierto con sus tiendas,
los cercados que habita Cadar;
exulten los habitantes de Petra,
clamen desde la cumbre de las montañas; 
den gloria al Señor,
anuncien su alabanza en las costas.

El Señor sale como un héroe,
excita su ardor como un guerrero,
lanza el alarido,
mostrándose valiente frente al enemigo.

«Desde antiguo guardé silencio,
me callaba, aguantaba;
como parturienta, grito,
jadeo y resuello.

Agostaré montes y collados,
secaré toda su hierba,
convertiré los ríos en yermo,
desecaré los estanques;
conduciré a los ciegos
por el camino que no conocen,
los guiaré por senderos que ignoran;
ante ellos convertiré la tiniebla en luz,
lo escabroso en llano.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Llegue hasta el confín de la tierra la alabanza del Señor.

Ant. 3. Alabad el nombre del Señor, los que estáis en la casa del Señor.

Salmo 134, 1-12   Himno a Dios, realizador de maravillas
Vosotros sois... un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que os llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa (1P 2, 9)

Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.

Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya.

Yo sé que el Señor es grande,
nuestro dueño más que todos los dioses. 
El Señor todo lo que quiere lo hace: 
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos.

Hace subir las nubes desde el horizonte,
con los relámpagos desata la lluvia,
suelta a los vientos de sus silos.

Él hirió a los primogénitos de Egipto,
desde los hombres hasta los animales.
Envió signos y prodigios
–en medio de ti, Egipto–
contra el Faraón y sus ministros.

Hirió de muerte a pueblos numerosos,
mató a reyes poderosos:
a Sijón, rey de los amorreos,
a Hog, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
Y dio su tierra en heredad,
en heredad a Israel, su pueblo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Alabad el nombre del Señor, los que estáis en la casa del Señor. 

 

LECTURA BREVE  Jdt 8, 21b-23
Recordad cómo fueron probados nuestros padres para ver si verdaderamente servían a su Dios. Recordad cómo fue probado Abrahán, nuestro padre; y, purificado por muchas tribulaciones, llegó a ser amigo de Dios. Del mismo modo, Isaac, Jacob, Moisés y todos los que agradaron a Dios, le permanecieron fieles en medio de muchos padecimientos.

 

RESPONSORIO BREVE
R. Aclamad, justos, al Señor, * Que merece la alabanza de los buenos. 
Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos. 

V. Cantadle un cántico nuevo. * Que merece la alabanza de los buenos. 
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos. 

CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Bendito sea el Señor, porque nos ha visitado y redimido.

Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su Precursor

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño,te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Ant. Bendito sea el Señor, porque nos ha visitado y redimido.

PRECES
Ya que Cristo escucha y salva a cuantos en él se refugian, acudamos a él, diciendo:
Te alabamos, Señor, esperamos en ti.

Te damos gracias, Señor, por el gran amor con que nos amaste; 
–continúa mostrándote con nosotros rico en misericordia.

Tú que, con el Padre, sigues actuando siempre en el mundo, 
–renueva todas las cosas con la fuerza de tu Espíritu. 

Abre nuestros ojos y los de nuestros hermanos,
–para que podamos contemplar hoy tus maravillas.

Ya que nos llamas hoy a tu servicio,
–haznos buenos administradores de tu múltiple gracia en favor de nuestros hermanos.

Acudamos a Dios Padre, tal como nos enseñó Jesucristo:  

Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. 

 ORACIÓN
Oh Dios, que encomendaste al hombre la guarda y el cultivo de la tierra, y creaste la luz del sol en su servicio, concédenos hoy que, con tu luz, trabajemos sin desfallecer para tu gloria y para el bien de nuestro prójimo. Por nuestro Señor Jesucristo. 

      CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

 

HORA INTERMEDIA

 TERCIA, SEXTA, NONA

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.Aleluya.
   

HIMNO
¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras? 
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?

¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí!; ¡qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el ángel me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana, 
verás con cuánto amor llamar porfía»!

¡Y cuántas, hermosura soberana: 
«Mañana le abriremos», respondía, 
para lo mismo responder mañana!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

SALMODIA
Ant. 1. Asegura, Señor, mis pasos con tu promesa.

Salmo   118, 129-136    XVII (Phe)   
Meditación de la palabra de Dios en su ley
Amar es cumplir la ley entera (Rm 13, 10)

Tus preceptos son admirables,
por eso los guarda mi alma;
la explicación de tus palabras ilumina,
da inteligencia a los ignorantes;
abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos.

Vuélvete a mí y ten misericordia,
como es tu norma con los que aman tu nombre;
asegura mis pasos con tu promesa,
que ninguna maldad me domine;
líbrame de la opresión de los hombres,
y guardaré tus decretos.

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
enséñame tus leyes;
arroyos de lágrimas bajan de mis ojos
por los que no cumplen tu voluntad. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Asegura, Señor, mis pasos con tu promesa.

Ant. 2. Uno solo es legislador y juez; ¿quién eres tú para juzgar al prójimo?

Salmo 81 Invectivas contra los jueces inicuos
No juzguéis antes de tiempo: dejad que venga el Señor (1Co 4, 5)

Dios se levanta en la asamblea divina;
rodeado de ángeles, juzga:
«¿Hasta cuándo daréis sentencia injusta,
poniéndoos de parte del culpable?

Proteged al desvalido y al huérfano,
haced justicia al humilde y al necesitado,
defended al pobre y al indigente,
sacándolos de las manos del culpable.»

Ellos, ignorante e insensatos, caminan a oscuras,
mientras vacilan los cimientos del orbe.

Yo declaro: «Aunque seáis dioses,
e hijos del Altísimo todos,
moriréis como cualquier hombre,
caeréis, príncipes, como uno de tantos.»

Levántate, oh Dios, y juzga la tierra,
porque tú eres el dueño de todos los pueblos. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Uno solo es legislador y juez; ¿quién eres tú para juzgar al prójimo?

Ant. 3. Llamé al Señor, y él me respondió.

Salmo 119   Deseo de la paz
Estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración (Rm 12, 12)

En mi aflicción llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
de la lengua traidora.

¿Qué te va a dar o a mandarte Dios,
lengua traidora?
Flechas de arquero,
afiladas con ascuas de retama.

¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar! 
Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz;
cuando yo digo: «Paz», 
ellos dicen: «Guerra». 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Llamé al Señor, y él me respondió. 

TERCIA

LECTURA BREVE Lv 20, 26
Sed para mí santos, porque yo, el Señor, soy santo, y os he separado de entre los pueblos para que seáis míos. 

V. Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor.
R. El pueblo que él se escogió como heredad.

ORACIÓN
Oh Dios, Padre lleno de bondad, tú has querido que los hombres trabajáramos de tal forma que, cooperando unos con otros, alcanzáramos éxitos cada vez más logrados; ayúdanos, pues, a vivir en medio de nuestros trabajos sintiéndonos siempre hijos tuyos y hermanos de todos los hombres. Por Jesucristo, nuestro Señor.
       

SEXTA
LECTURA BREVE Sb 15, 1.3
Tú, Dios nuestro, eres bueno y fiel,  tienes mucha paciencia y gobiernas el universo con misericordia. Conocerte a ti es justicia perfecta, y acatar tu poder es la raíz de la inmortalidad.

V. Tú, Señor, Dios clemente y misericordioso. 
R. Lento a la cólera, rico en piedad y leal.

ORACIÓN 
Señor, tú eres el dueño de la viña y de los sembrados, tú el que repartes las tareas y distribuyes el justo salario a los trabajadores; ayúdanos a soportar el peso del día y el calor de la jornada sin quejarnos nunca de tus planes. Por Jesucristo, nuestro Señor.

NONA
LECTURA BREVE Ba 4, 21-22
¡Ánimo, hijos! Gritad a Dios para que os libre del poder enemigo. Yo espero que el Eterno os salvará, el Santo ya me llena de alegría, porque muy pronto el Eterno, vuestro Salvador, tendrá misericordia de vosotros.

V. Recuerda, Señor, tu ternura.
R. Y tu misericordia, que son eternas.

ORACIÓN
Tú nos has convocado, Señor, en tu presencia en aquella misma hora en que los apóstoles subían al templo para la oración de la tarde; concédenos que las súplicas que ahora te dirigimos en nombre de Jesús, tu Hijo, alcancen la salvación a cuantos invocan este nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

 

VÍSPERAS

V.

...

Reto

Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.                              
    
INVERSIÓN DE AMOR

Hace dos días nos visitó un matrimonio que llevan casados 32 años. A mí, cuando nos lo dijeron, me salió un "¡Halaaaaa!" espontáneo: ¡me sonó a muchísimo!

Y lo primero que me surgió fue preguntarles qué es lo que ha hecho que dure tanto su matrimonio, y no sólo eso: lo mejor es que se les veía enamorados. Ella, con mucho salero, me dijo:

-Lety, nunca lo olvides: por encima de la razón está la relación.

Ufffff, esta frase me taladró. Cuántas veces por encima de las personas ponemos el tener razón y no ceder por nada. Me quedé tocada con la frase y, en la oración de la tarde, le pregunté al Señor por la sabiduría escondida en ella.

Me doy cuenta de cómo la razón te quita muchas veces el amor al otro. El defender nuestros derechos y opiniones es parte esencial de nuestra naturaleza y de nuestro ser. Pero es de lo más perjudicial, y genera frustración en las relaciones. Cuántas veces discutimos por temas insignificantes: el restaurante donde cenar, la ruta de vacaciones, el color de la pintura para la casa… Parece que nunca te acercas a una solución o acuerdo; esto es lo que da la razón y la obstinación. Pero de esa situación se sale, y la salida es el amor, el querer, la disposicion. Un espíritu de colaboración y una actitud abierta son la base para cambiar la razón por la relación.

San Pablo nos dice: "Tened los sentimientos de Cristo Jesús". Jesús tenía derecho a vivir en paz, a que toda la Humanidad le sirviera, y, sin embargo, Él se entregó por nosotros. Amó, asumió, aceptó, cooperó y abrazó la voluntad del Padre, haciendo que fuera suya. ¿Y nosotros? ¿Cuántas veces somos capaces de abrazar los proyectos de quien tenemos al lado? Esta flexibilidad para acoger al otro supone entregar por el bien de los demás lo que tienes derecho a reclamar por ti mismo.

Hoy el reto del amor es hacer una inversión de amor. Hoy demuestra amor cediendo de buen humor cuando tus planes sean distintos a los de la otra persona. Hoy en tus relaciones de amistad, de familia, de pareja... pon primero el amor y luego la razón.

VIVE DE CRISTO

  
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¡Feliz día!

Liturgia de las horas

LITURGIA DE LAS HORAS CORRESPONDIENTE AL DOMINGO SEMANA IV DEL SALTERIO

LAUDES

HORAS INTERMEDIAS

VÍSPERAS

COMPLETAS

EL SANTO DEL DÍA

LECTIO DIVINA correspondiente al 16° domingo del tiempo ordinario

 

LECTIO

Primera lectura: Sabiduría 12,13.16-19

13 Fuera de ti no hay otro Dios que cuide de todo, a quien tengas que demostrar que tus juicios no son injustos.

16 Porque tu fuerza es principio de justicia, y tu dominio sobre todo te hace indulgente con todos.

17 Despliegas tu fuerza cuando no se cree en tu poder y confundes la osadía de los que no lo conocen.

18 Pero, como dominas tu fuerza, juzgas con benignidad y nos gobiernas con gran indulgencia, porque puedes utilizar tu poder cuando quieras.

19 Al actuar así, enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser compasivo y diste a tus hijos una dulce esperanza, porque, después del pecado, das lugar al arrepentimiento.

 

Después de contemplar y alabar la Sabiduría en si misma, el autor sagrado considera su intervención en la historia (cc. 10-19) y responde ahora a una pregunta implícita al contexto del que ha sido extraída esta perícopa: ¿por qué Dios no ha castigado a los enemigos de Israel —egipcios y cananeos- de modo drástico e inmediato? Y enseña como la Sabiduría que guía el actuar divino es mas sublime, magnánima y prudente que nuestros criterios. El Dios creador también es la eterna Providencia que cuida de cada criatura: ¿quién puede enjuiciar su proceder y acusarlo de injusto (v, I3)? Posee la plenitud de la fuerza (término clave que introduce los vv 16-18): nada teme, a diferencia de los poderosos de este mundo, ni ser abrumado, ni perder algo. El Señor actúa según la justicia, la bondad y la mansedumbre, <<dosificando>> la fuerza a los objetivos de una sabia pedagogía (vv 17.19ss). Todos los interrogantes sobre el actuar divino encuentran una misma respuesta: su amor por los hombres, la filantropía. Por amor sabe esperar nuestro arrepentimiento y nos enseña a amar (vv. 19ss) con su misma caridad, paciente y benigna (1 Cor 13,4).

 

Segunda lectura: Romanos 8,26-27

Hermanos:

26 El Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza, pues nosotros no sabemos orar como es debido, y es el mismo Espíritu el que intercede por nosotros con gemidos inefables.

27 Por su parte, Dios, que examina los corazones, conoce el sentir de ese Espíritu, que intercede por los creyentes según su voluntad.

 

• El tiempo presente es un largo periodo de parto del que nacerá la creación nueva. Es el tiempo del gemido del cosmos y del hombre (vv. 22ss). Profundizando en la reflexión, Pablo afirma algo inaudito: Dios hace suyo el sufrimiento de la creación a través de su Espíritu, que lleva adelante este colosal embarazo desde el interior desde el corazón de los creyentes. El Espíritu Santo transforma cada dolor espera y esperanza en un lenguaje   - para nosotros misterioso, pero comprensible para Dios- inefable de gemidos, gemidos que son prenda de victoria, porque Dios e intercede por los creyentes según su voluntad» (v. 27).

Nuestra debilidad nos hace no solo impotentes para obrar el bien, sino hasta para comprender cual es el bien verdadero. Y Dios viene a socorrernos justo en este punto. No nos sustrae —por ahora— de nuestra condición; al contrario, se hace débil con nosotros y en nosotros por medio del Espíritu. Así, se prolonga en el tiempo, a través de los creyentes, el escándalo de la cruz de Cristo: <<Pues lo que en Dios parece locura es más sabio que los hombres; y lo que en Dios parece debilidad es más fuerte que los hombres» (1 Cor 1,25). Esta necedad y debilidad de Dios conducirá la historia de los hombres al resultado definitivo que el Señor conoce y por el que el Espíritu intercede insistentemente.

 

Evangelio: Mateo 13,24-43

24 Jesús les propuso esta otra parábola: —Con el Reino de los Cielos sucede lo que con un hombre que sembró buena semilla en su campo,

25 Mientras todos dormían, vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue.

26 Y cuando creció la hierba y se formó la espiga, apareció también la cizaña.

27 Entonces los siervos vinieron a decir al amo: al Señor: ¿no sembraste buena semilla en tu campo?.¿Cómo es posible que tenga cizaña?.

28  El les respondió <<Lo ha hecho un enemigo». Le dijeron; <<¿Quieres que vayamos a arrancarla?».

29 El les dijo: <<No, no sea que, al arrancar la cizaña, arranquéis con ella el trigo.

30 Dejad que crezcan juntos ambos hasta el tiempo de la siega; entonces diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, pero el trigo amontonadlo en mi granero».

31 Les propuso otra parábola: -Sucede con el Reino de los Cielos lo que con un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su campo,

32 Es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando crece es mayor que las hortalizas y se hace como un árbol, hasta el punto de que las aves del cielo pueden anidar en sus ramas.

33 Les dijo otra parábola: -Sucede con el Reino de los Cielos lo que con la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta.

34 Jesús expuso todas estas cosas por medio de parábolas a la gente, y nada les decía sin utilizar parábolas,

35 para que se cumpliera lo anunciado por el profeta:

Hablaré por medio de parábolas,

publicaré lo que estaba oculto

desde la creación del mundo.

36 Entonces dejó a la gente y se fue a la casa. Sus discípulos se le acercaron y le dijeron: - Explícanos la parábola de la cizaña del campo.

37 Jesús les dijo: - El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre;

38 el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; y la cizaña, los hijos del maligno;

39 el enemigo que la siembra es el diablo; la siega es el fin del mundo; y los segadores, los ángeles.

40 Así como se recoge la cizaña y se hace una hoguera con ella, así también sucederé en el fin del mundo.

41 El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino a todos los que fueron causa de tropiezo y a los malvados

42 y los echarán al horno de fuego. Allí llorarán y les rechinarán los dientes.

43 Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos que oiga.

 

La predicación de Jesús sobre el Reino de los Cielos trasciende las expectativas de sus contemporáneos y transparenta una imagen nueva del rostro de Dios. Es cuanto emerge de las tres parábolas del evangelio de hoy. Contrariamente a lo esperado, el Reino de Dios no tendrá una dimensión triunfal en la historia; la victoria sobre los opositores y las fuerzas del mal no se llevará a cabo en este mundo. Esto no significa que Dios, el sembrador de la buena semilla, de alguna manera sea derrotado. Más bien, porque es dueño de la situación, puede frenar la impaciencia de sus siervos (vv. 28-30). Ciertamente, la buena semilla comienza a crecer junto con la cizaña; en nuestra historia, e1 bien siempre estará obstaculizado por el mal. Pero Dios ve el tiempo desde la perspectiva de la eterna meta final (vv. 39-43): solo con la siega tendrá lugar el discernimiento definitivo.

Es una lección de sabia paciencia ante fariseos y zelotas de cualquier generación, partidarios, de distintas formas, de una pureza religiosa y nacionalista que excluye sin apelación a los <<otros». Y también lo es para nosotros, dispuestos a constituimos rápidamente en jueces y verdugos.

Otra enseñanza <<contra corriente» viene de la parábola siguiente (v. 31ss): el Reino de los Cielos no tiene la apariencia desbordante que se esperaba. Esta cerca y presente (cf Mc 1,15), pero es insignificante en su aspecto, como el grano de mostaza. Sin embargo, desde este estado incipiente germinara una exuberante realidad vital. Dios realiza cosas admirables sirviéndose de instrumentos y materiales humildes. Es la enseñanza gemela que también se desprende de la parábola  de la levadura (v. 33): el Reino de los Cielos es una pequeña cosa en este mundo, esta oculto y amasado con los acontecimientos de la historia humana, y contiene en si una potencialidad y un dinamismo irresistibles. Los <<hijos del Reino» (v. 38) nunca deben separarse del resto de la humanidad, sino fermentar desde el interior las situaciones, seguros de que nada les impedirá producir frutos desde el amor, que subsistirá eternamente (vv. 30b.43; cf 1 Cor 13,13).

 

MEDITATIO

La liturgia actual nos invita a abandonar los esquemas habituales de pensamiento para asumir los pensamientos de Dios, que sobrepasan a los nuestros, como el cielo dista de la tierra (cf Is 55,8ss). Cuántas veces, viendo que el mal quedaba impune, nos hemos preguntado: donde esta la justicia de Dios. Cuantas veces, al surgimos absurdas dificultades, hemos exclamado: << ¡hasta cuándo...!».

La Palabra, hoy nos muestra la paciencia de Dios y nos ayuda a comprender mejor la realidad de su Reino. Para nosotros, es fuerte quien supera cualquier dificultad, tiene éxito y esta seguro. Para Dios, la fuerza esta en el amor, hasta el punto de que el Omnipotente es, por decirlo así, el <<Omni-paciente». Espera, otra vez, de nuevo y siempre, a que cada uno de sus hijos se arrepienta: la puerta de la casa paterna siempre esta entreabierta para todos hasta el día definitivo. Y aun mas, no se limita a esperan sino que sale al encuentro, haciéndose débil con los débiles, para conducir a la humanidad hacia la redención plena, la nueva creación, la realización del Reino.

A través de la cruz de Cristo y de los gemidos del Espíritu, que habita en nosotros, el Padre acompaña, sostiene y sustenta el peregrinar del hombre a lo largo de la historia. El enemigo nos obstaculizara, pero no podrá frustrar el plan de Dios. De nosotros depende apresurar el paso. ¿Cómo? Haciendo nuestro, en las situaciones concretas, el modo de actuar divino; evitando los inexorables juicios condenatorios, apagando el ferviente deseo de erradicar el mal con la fuerza.

Aprendamos a cosechar en las realidades más humildes e insignificantes las grandes ocasiones de caridad que se nos presentan. Entonces, el tiempo de los hombres fermentara con la levadura del amor de Dios; entonces, el Reino de los Cielos crecerá desmesuradamente en nuestra historia; entonces, el gemido del Espíritu se convertirá en canto de alabanza impetuosa de toda la creación.

 

ORATIO

Señor, tu eres bueno y siembras a la luz del día en el campo de la Iglesia, en cada uno de nosotros, amor, paz y alegría. Y después, viene el enemigo durante la noche y esparce la cizaña: pensamientos, deseos, sentimientos hostiles y traiciones ocultas que envuelven en tinieblas nuestro corazón.

Danos el Espíritu de vigilancia y que no nos asalte el malvado; haznos fuertes en la tentación y humildes en la reprensión de nuestras caídas. Haz que no pretendamos de los otros una perfección que ni nosotros mismos tenemos; danos ojos que sepan ver, además de la cizaña, la buena semilla; concédenos un corazón que sepa amar como el tuyo, con humildad y paciencia, incansable,

 

CONTEMPLATIO

El campo, que es el mundo, es la Iglesia extendida por el mundo. Quien es trigo, persevere hasta la siega; los que son cizaña, háganse trigo. Porque entre los hombres y las espigas de verdad o la cizaña real hay esta diferencia: cuando nos referimos ala agricultura, la espiga es espiga y la cizaña es cizaña. Pero en el campo del Señor esto es, la Iglesia, a veces, lo que era trigo se hace cizaña y lo que era cizaña se convierte en trigo, y nadie sabe lo que será mañana. Por eso los obreros, indignados con el padre de familia, querían ir a arrancar la cizaña, pero no se lo consintió; quisieron arrancar la cizaña y no se les permitió separar esa cizaña. Hicieron aquello para lo que servían y dejaron la separación a los ángeles. No querían reservar a los ángeles la separación de la cizaña; mas el padre de familia, que conocía a todos y sabía que era menester dejar para más tarde la separación, les mandó tolerarla, no separarla. Ellos preguntaron: ¿Quieres que vayamos y la recojamos? El respondió: No, no sea que, al querer arrancar la cizaña, arranquéis también el trigo. ¿Entonces, Señor, la cizaña estará también con nosotros en el granero? Al tiempo de la siega diré a los segadores: Recoged la cizaña y atad los haces para quemarla. Tolerad en el campo lo que no tendréis con vosotros en el granero.

Escuchad, carísimos granos de Cristo; escuchad, carísimas espigas de Cristo, escuchad, carísima mies de Cristo; reflexionad sobre vosotros mismos, mirad a vuestra conciencia, interrogad a vuestra fe, preguntad a vuestra caridad, despertad vuestra conciencia; y si os reconocéis mies de Cristo, traed a vuestra mente: Quien perseverare hasta el fin, ése será salvo. Pero quien, al escudriñar su conciencia, se encontrare entre la cizaña, no tema cambiarse. Todavía no hay orden de cortar, aun no llega la siega; no seas hoy lo que eras ayer o no seas mañana lo que eres hoy. ¿De qué te sirve lo que dices, sino en cuanto cambies? Dios promete indulgencia si cambias tú, pero no te promete el día de mañana. Tal como seas al salir del cuerpo, tal llegaras a la siega.

Muere alguien, no sé quién y era cizaña; ¿acaso podrá allá hacerse trigo? Es aquí en el campo donde el trigo puede hacerse cizaña y la cizaña trigo; aquí eso es posible, pero allá, es decir; después de esta vida, es tiempo de recoger lo que se hizo, no de hacer lo que no se hizo (Agustín de Hipona, <<Serm6n» 73/a, 1-2, en Obras completas de san Agustín, X, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1983, 372-375).

 

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: <<El Señor es paciente y misericordioso» (Sal 144,8).

 

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

La indulgencia es una expresión finísima de la caridad, porque es a la vez comprensión, discreción, paciencia y confianza. Con ésta -y solo con ésta- se supera un gran obstáculo que normalmente se interpone entre nosotros y nuestro prójimo.

De hecho, lo que hace más difícil el ejercicio de la caridad son, frecuentemente, los defectos que encontramos en los demás. Y estamos fácilmente llevados a verlos, a verlos mucho mas que los nuestros, y así estamos siempre dispuestos a la crítica.

Este obstáculo no se supera espontáneamente, porque el defecto de por sí no acerca a las almas, ya que es una falta, y lo que falta no puede nunca ser un elemento positivo de unión. Por consiguiente, es necesario suplir voluntariamente lo que falta en la persona defectuosa, con algo que les permita a las almas encontrarse. Este algo lo da precisamente la <<indulgencia».

La indulgencia de la que hablamos no consiste, sencillamente, en <<cerrar los ojos» a los defectos de los demás: el cerrar los ojos lleva, la mayoría de los veces, al desinterés. Sin embargo, con la verdadera indulgencia los defectos se ven bien; solo que se les <<indulta», es decir, se le <<concede» el perdón, pero no al defecto, sino a la imperfección moral de la persona, en cuanto que nos concierne y nos choca, quitándonos algo. Por tanto, un perdón así implica también el propósito de enmienda de los demás, para que la persona no quede privada de aquel bien moral que se deriva de corregir aquel defecto. Y por esta enmienda se le concede confianza. La verdadera indulgencia consiste en esto.

¿Y hasta qué punto hay que emplear la indulgencia? La respuesta nos la proporciona el Señor diciéndonos que hay que perdonar a los hermanos <<setenta veces siete>>, es decir, siempre. Naturalmente, es difícil una indulgencia tan generosa y delicada; sin embargo, estamos llamados precisamente a hacer esto con los <<hermanos>> que <<pecan>> o -por seguir en nuestro contexto- con los defectos de nuestro prójimo.

La indulgencia permite así demostrar el amor con su exquisita delicadeza, que contiene realmente lo mejor del alma y del corazón. De hecho, en este caso, el amor no se busca a si mismo, ni busca su satisfacción; busca sélo el verdadero bien de la persona amada. Y es un amor profundamente activo, porque obra de verdad, es decir, <<da»: da el perdón y da también la confianza a la persona con la que tiene indulgencia. Amar a una persona virtuoso no es difícil, pero tener indulgencia y amor a una criatura defectuosa exige la fuerza grande de la virtud, Ya que, además de una gran generosidad, que permite pasar por encima de uno mismo, se necesita aquí una paciencia confiada, que sabe esperar a que los demás se enmienden sin cansarse nunca. Y esto acrecienta todavía más la alta moral del amor (R. Bessero Belti, Lo que vale un corazón lleno de la presencia interior del Espíritu, Eunate, Pamplona l995, 79-8] ; traducción, Julia Bellido).

 

 

LAUDES

V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
 

INVITATORIO
Que todos los pueblos alaben al Señor
Sabed que la salvación de Dios se envía a los gentiles (Hch 28, 28)

 Ant. Adoremos al Señor, creador nuestro.

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

Ant. Adoremos al Señor, creador nuestro.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Ant. Adoremos al Señor, creador nuestro.

Que canten  de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.

Ant. Adoremos al Señor, creador nuestro.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Ant. Adoremos al Señor, creador nuestro.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.

Ant. Adoremos al Señor, creador nuestro.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Adoremos al Señor, creador nuestro.

HIMNO
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu, 
salimos de la noche y estrenamos la aurora; 
saludamos el gozo de la luz que nos llega
resucitada y resucitadora. 

Tu mano acerca el fuego a la tierra sombría,
y el rostro de las cosas se alegra en tu presencia; 
silabeas el alba igual que una palabra;
tú pronuncias el mar como sentencia.

Regresa, desde el sueño, el hombre a su memoria, 
acude a su trabajo, madruga a sus dolores;
le confías la tierra, y a la tarde la encuentras 
rica de pan y amarga de sudores.

y tú te regocijas, oh Dios, y tú prolongas 
en sus pequeñas manos tus manos poderosas; 
y estáis de cuerpo entero los dos así creando, 
los dos así velando por las cosas.

¡Bendita la mañana que trae la noticia
de tu presencia joven, en gloria y poderío, 
la serena certeza con que el día proclama
que el sepulcro de Cristo está vacío! Amén.

SALMODIA
Ant. 1. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia. Aleluya.

Salmo 117   Himno de acción de gracias después de la victoria
Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular (Hch 4,11)

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.

Diga la casa de Aarón: 
eterna es su misericordia.

Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.

En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.

El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.

Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes. 

Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.

Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.

Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»

No he de morir, viviré 
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.

Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.

–Ésta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.

–Te doy gracias porque me escuchaste 
y fuiste mi salvación. 

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. 

Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.

–Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina.

–Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.

Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío,  yo te ensalzo.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia. Aleluya.

Ant. 2. Aleluya. Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor. Aleluya.

Cántico   Dn 3, 52-57   Que la creación entera alabe al Señor 
¡Bendito el Creador por siempre!  (Rm 1,25)

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito tu nombre, santo y glorioso:
a él gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres en el templo de tu santa gloria:
a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres sobre el trono de tu reino:
a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres tú, que sentado sobre querubines
sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres en la bóveda del cielo:
a ti honor y alabanza por los siglos.

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Aleluya. Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor. Aleluya.

Ant. 3. Todo ser que alienta alabe al Señor. Aleluya.

Salmo 150   Alabad al Señor
Salmodiad con el espíritu, salmodiad con toda vuestra mente, es decir, glorificad a Dios con el cuerpo y con el alma (Hesiquio)

Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su fuerte firmamento.

Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza. 

Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,

alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,

alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.

Todo ser que alienta alabe al Señor. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Todo ser que alienta alabe al Señor. Aleluya. 

LECTURA BREVE  2 Tm 2, 8. 11-13
Haz memoria de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David. Es doctrina segura: Si morimos con él, viviremos con él. Si perseveramos, reinaremos con él. Si lo negamos, también él nos negará. Si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo.

 RESPONSORIO BREVE
R. Te damos gracias, oh Dios, *Invocando tu nombre. 
Te damos gracias, oh Dios, invocando tu nombre.

V. Contando tus maravillas. *Invocando tu nombre. 
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Te damos gracias, oh Dios, invocando tu nombre.

CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.Dichosos los limpios de corazón,porque ellos verán a Dios.

Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su Precursor

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño,te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Ant.Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

PRECES
Dios nos ama y sabe lo que nos hace falta; aclamemos, pues, su poder y su bondad, abriendo, gozosos, nuestros corazones a la alabanza:
Te alabamos, Señor, y confiamos en ti.

Te bendecimos, Dios todopoderoso, Rey del universo, porque a nosotros, injustos y pecadores, nos has llamado al conocimiento de la verdad;
–haz que te sirvamos con santidad y justicia.

Vuélvete hacia nosotros, oh Dios, tú que has querido abrirnos la puerta de tu misericordia,
–y haz que nunca nos apartemos del camino que lleva a la vida.

Ya que hoy celebramos la resurrección del Hijo de tu amor,
–haz que este día transcurra lleno de gozo espiritual. 

Da, Señor, a tus fieles el espíritu de oración y de alabanza, 
–para que en toda ocasión te demos gracias. 

Movidos ahora todos por el mismo Espíritu que nos da Cristo resucitado, acudamos a Dios, de quien somos verdaderos hijos, diciendo: 

Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. 

 ORACIÓN

Señor, concédenos amarte con todo el corazón y que nuestro amor se extienda también a todos los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo.

CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

 

HORA INTERMEDIA

 TERCIA, SEXTA, NONA

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.Aleluya.
   

HIMNO
Dame, Señor, la firme voluntad, 
compañera y sostén de la virtud;
la que sabe en el golfo hallar quietud 
y, en medio de las sombras, claridad; 

la que trueca en tesón la veleidad,
y el ocio en perennal solicitud,
y las ásperas fiebres en salud,
y los torpes engaños en verdad.

Y así conseguirá mi corazón
que los favores que a tu amor debí
le ofrezcan algún fruto en galardón... 

Y aun tú, Señor, conseguirás así
que no llegue a romper mi confusión
la imagen tuya que pusiste en mí.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

SALMODIA
Ant. 1. El que come este pan vivirá para siempre. Aleluya.

Salmo 22   El  buen pastor
El Cordero será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas  (Ap 7, 17)

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;

me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida, 
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
 
Ant. El que come este pan vivirá para siempre. Aleluya.
 
 Ant. 2. Vendrá el Señor, para que en sus santos se manifiesten su gloria y sus maravillas. Aleluya.
 
Salmo 75   Acción de gracias por la victoria
Verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes (Mt 24, 30)

I
Dios se manifiesta en Judá,
su fama es grande en Israel;
su tabernáculo está en Jerusalén,
su morada en Sión:
allí quebró los relámpagos del arco,
el escudo, la espada y la guerra. 

Tú eres deslumbrante, magnífico,
con montones de botín conquistados.
Los valientes duermen su sueño, 
y a los guerreros no les responden sus brazos.
Con un bramido, oh Dios de Jacob,
inmovilizaste carros y caballos. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
 
Ant. Vendrá el Señor, para que en sus santos se manifiesten su gloria y sus maravillas. Aleluya.
 
 Ant. 3. Haced votos y traed tributo al Señor, vuestro Dios. Aleluya.
 
II
Tú eres terrible: ¿quién resiste frente a ti
al ímpetu de tu ira?
Desde el cielo proclamas la sentencia:
la tierra teme sobrecogida,
cuando Dios se pone en pie para juzgar,
para salvar a los humildes de la tierra.

La cólera humana tendrá que alabarte,
los que sobrevivan al castigo te rodearán.
Haced votos al Señor y cumplidlos,
y traigan los vasallos tributo al Temible:
él deja sin aliento a los príncipes,
y es temible para los reyes del orbe. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Haced votos y traed tributo al Señor, vuestro Dios. Aleluya.

TERCIA

LECTURA BREVE 1Co 6, 19-20
¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo? El habita en vosotros porque lo habéis recibido de Dios. No os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!

V. Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor.
R. Mi corazón y mi carne retozan por el Dios vivo.

SEXTA
LECTURA BREVE Dt 10, 12
¿Qué es lo que te exige el Señor, tu Dios? Que temas al Señor, tu Dios, que sigas sus caminos y lo ames, que sirvas al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma.

V. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
R. El que procede honradamente y tiene intenciones leales.

NONA
LECTURA BREVEt 8, 6b-7a
Es fuerte el amor como la muerte, es cruel la pasión como el abismo; es centella de fuego, llamarada divina; las aguas torrenciales no podrán apagar el amor, ni anegarlo los ríos.

V. Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza.
R. Escudo mío, mi fuerza salvadora.

 

ORACIÓN
Señor, concédenos amarte con todo el corazón y que nuestro amor se extienda también a todos los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.

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