ASOCIACIÓN Y COFRADÍA DEL ROSARIO SANTO DOMINGO EL REAL

Espacio dedicado a promover la devoción a la Virgen mediante la divulgación del rezo del Rosario, como medio de contemplar y meditar los misterios de la vida de Nuestro Señor Jesucristo y asemejarnos a Él.


Web principal:

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sábado, 25 de diciembre de 2010

El rosario diario, método de los métodos, más que un método

Por Leandro Coccioli



El rosario diario es el método supremo, el método entre los métodos, porque es el método de la orante perfecta, de quien cuya oración no podemos superar, sólo aspirar a asemejar y participar de ella: es el método de oración de la Santísima Madre de Dios.


Hoy, 25 de diciembre, en la fiesta de la Natividad del Señor, meditamos que María, en el Evangelio según San Lucas, maravillada por el nacimiento del Niño y asombrada de la visita de los pastores y de lo que ellos les decían, guardaba todas esas cosas y las meditaba en su corazón (Lucas 2, 19). Allí está contenido el admirable secreto del Santísimo Rosario: rezar el rosario cada día es guardar las cosas de Jesús, su misterio, y meditarlo en nuestro corazón sin cesar al igual que lo hacía la Virgen. ¡Eso nos hará orar como María! Y orando como María, llegaremos a su santidad, la santidad más elevada, la unión más honda con Jesús, a la que podemos aspirar. Por la perfección de la oración es que llegaremos a la santidad, y rezando del modo más perfecto, el modo de la Virgen, llegaremos a la más resplandeciente perfección.


Y en realidad, el rosario, es más que un método, porque es contemplar la belleza del rostro de Cristo directamente, es ir directo a Jesús en el Corazón Inmaculado de María, donde lo hallamos perfectamente. De esta subida contemplación de Cristo brota, movidos por la Virgen, nuestra súplica incesante de los Avemarías, uniéndonos a su perpetua súplica omnipotente.


Celebremos esta Navidad rezando los misterios gozosos del rosario de María en familia, para unirnos más estrechamente en nuestros hogares, y dejando al Espíritu configurar nuestras familias según la Sagrada Familia de Nazaret.

martes, 16 de noviembre de 2010

Con el rosario diario, a Jesús en María

Por Leandro Coccioli




No podemos aspirar a unirnos más perfectamente a Dios que por María, porque es la más grande santa, y por tanto, en cuanto mediación, no hay camino más perfecto, más santo, más agradable a Dios. No hay mayor dignidad en una creatura que la de María: es la Madre de Dios. El autor de la gracia ha venido a nosotros por medio de María: Jesucristo no quiso sino venir a nosotros a través de Ella. Así, como el autor de la gracia nos vino por Ella, la gracia también nos viene por la Virgen. Por eso el rosario diario, la vía que escoge María para que nos relacionemos con Ella, que nos unamos a Ella, es la oración más perfecta y la más importante de todas las devociones después del Santísimo Sacramento.


¿Qué mejor que unir las dos más grandes devociones, la de Jesús Sacramentado y la del Santísimo Rosario? Rezando el rosario en adoración eucarística frente al Tabernáculo o al Santísimo expuesto; en preparación para la Santa Misa; en acción de gracias después de la Sagrada Comunión. La hermana Lucía, pastorcita vidente de la Virgen en Fátima, dijo: «María fue el primer tabernáculo donde el Padre mostró al Hijo. Los pastores y los Magos adoraron a Jesús en brazos de María. Yo no sé si se puedan encontrar palabras más sublimes y apropiadas para rezar enfrente del Santísimo Sacramento». Y el Papa Juan Pablo II en la carta apostólica Mane nobiscum Domine (n.18), nos exhorta: «La adoración eucarística fuera de la Misa debe ser durante este año un objetivo especial para las comunidades religiosas y parroquiales. Postrémonos largo rato ante Jesús presente en la Eucaristía, reparando con nuestra fe y nuestro amor los descuidos, los olvidos e incluso los ultrajes que nuestro Salvador padece en tantas partes del mundo. Profundicemos nuestra contemplación personal y comunitaria en la adoración, con la ayuda de reflexiones y plegarias centradas siempre en la Palabra de Dios y en la experiencia de tantos místicos antiguos y recientes. El Rosario mismo, considerado en su sentido profundo, bíblico y cristocéntrico, que he recomendado en la Carta apostólica Rosarium Virginis Mariae, puede ser una ayuda adecuada para la contemplación eucarística, hecha según la escuela de María y en su compañía.»

A lo largo de estas catequesis estamos aprendiendo que a Jesús se llega por María con el rosario cotidiano, y en realidad, algo más profundo y misterioso: a Jesús se llega en María. Porque Jesús ha venido a nosotros en María. Abandonémonos en los brazos de la Virgen rezándole el rosario diariamente, y alcanzaremos la más elevada vida mística y santidad.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Carta de un sacerdote católico al New York Times

Creo que es justo reconocerlo.



CARTA DE UN SACERDOTE CATOLICO AL NEW YORK TIMES

Querido hermano y hermana periodista:

Soy un simple sacerdote católico. Me siento feliz y orgulloso de mi vocación. Hace veinte años que vivo en Angola como misionero.

Me da un gran dolor por el profundo mal que personas que deberían de ser señales del amor de Dios, sean un puñal en la vida de inocentes.

No hay palabra que justifique tales actos. No hay duda que la Iglesia no puede estar, sino del lado de los débiles, de los más indefensos. Por lo tanto todas las medidas que sean tomadas para la protección, prevención de la dignidad de los niños será siempre una prioridad absoluta.

Veo en muchos medios de información, sobre todo en vuestro periódico la ampliación del tema en forma morbosa, investigando en detalles la vida de algún sacerdote pedófilo. Así aparece uno de una ciudad de USA, de la década del 70, otro en Australia de los años 80 y así de frente, otros casos recientes… Ciertamente todo condenable! Se ven algunas presentaciones periodísticas ponderadas y equilibradas, otras amplificadas, llenas de preconceptos y hasta odio.

¡Es curiosa la poca noticia y desinterés por miles y miles de sacerdotes que se consumen por millones de niños, por los adolescentes y los más desfavorecidos en los cuatro ángulos del mundo! Pienso que a vuestro medio de información no le interesa que yo haya tenido que
transportar, por caminos minados en el año 2002, a muchos niños desnutridos desde Cangumbe a Lwena (Angola), pues ni el gobierno se disponía y las ONG’s no estaban autorizadas; que haya tenido que enterrar decenas de pequeños fallecidos entre los desplazados de guerra y los que han retornado; que le hayamos salvado la vida a miles de personas en México mediante el único puesto médico en 90.000 km2, así como con la distribución de alimentos y semillas; que hayamos dado la oportunidad de educación en estos 10 años y escuelas a más de 110.000 niños...

No es de interés que con otros sacerdotes hayamos tenido que socorrer la crisis humanitaria de cerca de 15.000 personas en los acuartelamientos de la guerrilla, después de su rendición, porque no llegaban los alimentos del Gobierno y la ONU. No es noticia que un sacerdote de 75 años, el P. Roberto, por las noches recorra las ciudad de Luanda curando a los chicos de la calle, llevándolos a una casa de acogida, para que se desintoxiquen de la gasolina, que alfabeticen
cientos de presos; que otros sacerdotes, como P. Stefano, tengan casas de pasaje para los chicos que son golpeados, maltratados y hasta violentados y buscan un refugio.

Tampoco que Fray Maiato con sus 80 años, pase casa por casa confortando los enfermos y desesperados. No es noticia que más de 60.000 de los 400.000 sacerdotes, y religiosos hayan dejado su tierra y su familia para servir a sus hermanos en una leprosería, en hospitales, campos de refugiados, orfanatos para niños acusados de hechiceros o huérfanos de padres que fallecieron con Sida, en escuelas para los más pobres, en centros de formación profesional, en centros de atención a cero positivos… o sobretodo, en parroquias y misiones dando motivaciones a la gente para vivir y amar.

No es noticia que mi amigo, el P. Marcos Aurelio, por salvar a unos jóvenes durante la guerra en Angola, los haya transportado de Kalulo a Dondo y volviendo a su misión haya sido ametrallado en el camino; que el hermano Francisco, con cinco señoras catequistas, por ir a ayudar a las áreas rurales más recónditas hayan muerto en un accidente en la calle; que decenas de misioneros en Angola hayan muerto por falta de socorro sanitario, por una simple malaria; que otros hayan saltado por los aires, a causa de una mina, visitando a su gente. En el cementerio
de Kalulo están las tumbas de los primeros sacerdotes que llegaron a la región…Ninguno pasa los 40 años.

No es noticia acompañar la vida de un Sacerdote “normal” en su día a día, en sus dificultades y alegrías consumiendo sin ruido su vida a favor de la comunidad que sirve.

La verdad es que no procuramos ser noticia, sino simplemente llevar la Buena Noticia, esa noticia que sin ruido comenzó en la noche de Pascua. Hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece.

No pretendo hacer una apología de la Iglesia y de los sacerdotes. El sacerdote no es ni un héroe ni un neurótico. Es un simple hombre, que con su humanidad busca seguir a Jesús y servir sus hermanos. Hay miserias, pobrezas y fragilidades como en cada ser humano; y también
belleza y bondad como en cada criatura…

Insistir en forma obsesionada y persecutoria en un tema perdiendo la visión de conjunto crea verdaderamente caricaturas ofensivas del sacerdocio católico en la cual me siento ofendido.

Sólo le pido amigo periodista, busque la Verdad, el Bien y la Belleza.
Eso lo hará noble en su profesión.

En Cristo,

P. Martín Lasarte sdb

martes, 2 de noviembre de 2010

Dios quiere que recemos el rosario todos los días porque ama las mediaciones

Por Leandro Coccioli



Dios nos pide que recemos el rosario todos los días porque quiere y ama que lleguemos a Él por mediaciones. Dios ama las mediaciones, por eso ama que vayamos a Él por María, por eso ama que vayamos a Él por el rosario diario.


No entender y rechazar una mediación para unirnos a Dios con la pretensión de unirnos a Él directamente, es no entender y rechazar el misterio de Cristo. Justamente somos creados y salvados por la mediación de Jesucristo, como enseña el apóstol San Pablo en los himnos cristológicos de Colosenses 1, 15-20 y Efesios 1, 3-14.


Es así que la necesidad de la mediación y la Voluntad Divina de servirse de ella para crearnos y redimirnos, esto es, el misterio de Cristo, es lo que funda la necesidad e importancia de la mediación que constituye el rosario de María. Dios ama la mediación del rosario porque ama la mediación única de su Divino Hijo Jesucristo. Por el rosario cotidiano, en cuanto medio, contemplamos la belleza del rostro de Cristo, el Único Mediador, y por la gracia del Espíritu Santo que pasa por las manos de la Virgen, somos santificados al ser configurados según la semejanza del rostro de Quien contemplamos.


Una de las razones de la necesidad de las mediaciones para nosotros es la misericordia de Dios: el Soberano Infinitamente Todopoderoso se adecúa a nuestra pequeñez. Nuestra pequeñez no podría soportar el contacto directo con la Belleza infinita de Dios. Por eso se hizo hombre en Jesucristo: baja del cielo, para elevarnos. Por eso nos da a María, una creatura, para llegar a Él, y por eso nos da el rosario. De esta manera, el Señor en su Providencia se complace en multiplicar las mediaciones proporcionadas a nuestra pequeñez, y después de los Santos Sacramentos y la Liturgia de la Iglesia, nos concede como principal camino para llegar a Él el Santísimo Rosario de la Virgen. Cuando alcancemos la vida eterna en la gloria, Dios nos transformará y glorificará en la consumación de nuestra divinización para que podamos contemplar su Rostro sin mediaciones, cara a cara. Y quienes gozarán más felizmente de la Belleza infinita de Dios serán los hijitos predilectos de María, que se cobijaron con gran humildad bajo su manto rezándole cada día con fidelidad y abandono por una mediación, su rosario, pues quienes participan de la oración de la orante perfecta, la Madre de Dios, participarán también de su gloria en el cielo.

miércoles, 20 de octubre de 2010

El rosario diario, escuela de santidad



Por Leandro Coccioli



El rosario diario es la escuela superior de santidad. No existe una escuela superior a la del rosario cotidiano para aprender y llegar a ser santo. Esto lo sabemos por la recomendación incansable de los Papas, hasta el punto de que esta recomendación pontificia constituye parte del Magisterio ordinario de los Vicarios de Cristo; también lo sabemos por el testimonio de los santos, que rezaban el rosario fidelísimamente todos los días y por ninguna razón habrían dejado de rezarlo pues sabían que por él obtenían todas las gracias; y muy especialísimamente lo sabemos por la insistencia de nuestra Madre Celestial que en cada aparición nos pide que le recemos el rosario cada día. Todo esto en cuanto a la autoridad en la que se funda la grandeza insuperable de esta escuela de santidad que es el rosario.

Ser santo es ser semejante a Cristo, y siendo semejantes a Cristo, llegamos a la semejanza con Dios. Fuimos creados para ser semejantes a Dios en sus perfecciones, uniéndonos a Él por el amor, conociéndolo en esta vida por la fe y en el cielo cara a cara, visión de la que procederá toda nuestra dicha y el amor perfecto que emanará de esta relación. Este es el sentido de la vida. Pues el rosario no tiene igual para ayudarnos a alcanzar esto. Tras haber considerado las fuentes de autoridad del rosario, sin embargo conviene preguntarnos: ¿por qué el rosario diario es la escuela superior para alcanzar la santidad?

El rosario cotidiano es la escuela superior para alcanzar la santidad porque el misterio más profundo del rosario consiste sustancialmente en dos aspectos que son exclusivos de esta oración sublime. Meditemos estos dos aspectos.

El primer aspecto del rosario es que esta oración es una participación en la oración de la Virgen María. Como es testimoniado en las Sagradas Escrituras, María meditaba los misterios de la vida de Jesús (cf. Lc 2, 19.51b). Y también sabemos que María era una súplica incesante (cf. Jn 2, 3). La Virgen cuando nos pide que recemos el rosario no nos está invitando a una oración extraña a su propia oración, sino que quiere hacernos participar de su forma de oración: meditar los misterios de la vida de Jesús en una súplica incesante a Dios. ¡Esta es una de las maravillas más bellas del rosario! Por eso, rezar el rosario es rezar como María. Pero el misterio del rosario diario es aún más hondo.

En el segundo aspecto está lo más importante del rosario. Se trata de la unión mística con María que se alcanza por esta oración. En el primer aspecto, en el rosario en cuanto escuela, María, al enseñarnos a rezar como reza Ella, nos enseña a rezar con perfección. Pero como Maestra Suprema, quiere introducirnos en el misterio de Cristo del modo más acabado posible, y esto lo hace abriéndonos la puerta de su Corazón Inmaculado, donde hallamos perfectamente a Jesús. Nos invita a habitar en Ella. Al unirnos místicamente a María por la verdadera devoción a Ella -como es enseñada por San Luis María de Montfort-, expresada en el fiel rezo diario del rosario buscando la Voluntad de Dios, nos unimos a Jesús.

Entonces, por estos dos aspectos del rosario, entendemos por qué no puede superarse el rosario en cuanto escuela de perfección: porque aprendemos a rezar del modo más perfecto, es decir, como la Virgen, la orante perfecta; y porque es más que eso, es rezar en su Corazón Inmaculado donde nos instruye en lo secreto, y unidos a Ella, nos unimos misteriosamente a Jesús del modo más elevado, pues a Jesús llegamos por María. En realidad, los más grandes devotos de la Virgen, los más grandes santos, no decían «a Jesús por María», sino: «a Jesús en María». Habitar en María místicamente conduce a la unión mística con Dios del modo más elevado. Porque María es la más grande santa y la más unida a Jesús, y en Él, a la Santísima Trinidad.

Únete a María por su rosario diario, querido hermano, y uniéndote a Ella, únete a tu Señor y Dios, que por esta vía infaliblemente llegarás a santo. Sólo reza el rosario y deja a María, por el Espíritu, obrar la transformación en ti, para gloria de Dios y para tu felicidad.

martes, 12 de octubre de 2010

El valor del rosario diario

Reflexión a partir de las palabras del Papa Benedicto XVI en ocasión del mes del rosario



Por Leandro Coccioli




Meditemos el valor del rosario diario a partir de las sabias palabras del Papa Benedicto XVI en ocasión del Ángelus dominical del 10 de octubre de 2010. El Santo Padre dijo: «estamos invitados a dejarnos guiar por María en esta oración antigua y siempre nueva, muy apreciada por ella porque nos conduce directamente a Jesús, contemplado en sus misterios de salvación: de gozo, de luz, de dolor y gloriosos». «El Rosario –continuó el Papa recordando al venerable Juan Pablo II– es la oración bíblica, totalmente tejida por la Sagrada Escritura. Es una oración del corazón, en la que la repetición del ‘Ave Maria’ orienta el pensamiento y el afecto hacia Cristo. Es oración que ayuda a meditar la Palabra de Dios y a asimilar la Comunión eucarística, bajo el modelo de María que custodiaba en su corazón todo aquello que Jesús hacía y decía, y su misma presencia». El Papa concluyó los saludos invitando a «todos a identificarse cada vez más con Jesucristo, a vivir de su amor, a serle fieles en todo momento, a agradecerle tantos dones como recibimos de su divina bondad y a descubrir su presencia salvadora en medio de las pruebas de la vida. Que en este mes de octubre, la invocación constante del dulce Nombre de la Virgen María, mediante el rezo del santo Rosario, sea para todos fuente de consuelo y esperanza. Feliz Domingo».


La enseñanza del Papa es muy profunda y elevada, y toca el corazón de la maravilla que es el rosario cotidiano. Reflexionemos por partes lo que encontramos en cada pensamiento suyo:


1) estamos invitados a dejarnos guiar por María

Quien reza el rosario diario se deja guiar por María. Uno puede acercarse a Dios por su propia cuenta o por medio de María. Si lo hacemos por nuestra propia cuenta, nos presentaremos a Dios en la nuestra. Si lo hacemos a través de María, será la Gloriosa Madre de Dios quien nos presentará al Trono Divino. Sin necesidad de pensarlo dos veces, vemos que no es lo mismo orar por medio de María que hacerlo sin recurrir a Ella.


El Papa primero dice que estamos invitados a hacerlo, lo que es exacto porque la oración es una respuesta a la invitación de Dios, ya que siempre la iniciativa de la oración, aunque al principio no nos parezca, la tiene Dios: «Nosotros amamos porque Dios nos amó primero» (1 Juan 4, 19); y «Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados» (1 Juan 4, 10). Entonces, así como Dios tiene la iniciativa de enviar a su Hijo, también siempre en las oraciones gratas a Él es Él mismo quien primero nos mueve a rezarle por medio de una gracia actual. Así es con cada rosario que rezamos día a día: estamos respondiendo a la invitación de Dios por María que nos llama a unirnos a Él por medio del rosario.


El Santo Padre en sus palabras dice algo muy hondo: «dejarnos guiar». Corresponde a algo que toca la esencia del rosario diario el ‘dejarse guiar’ por María. Si nos estamos dejando guiar es porque no somos nosotros quienes tenemos la conducción de nuestras vidas y mucho menos la guía. María es nuestra guía, y es más, es quien nos conduce, es decir, nos toma y nos lleva, no solamente nos guía. En la verdadera devoción a María -como enseñada por San Luis María de Montfort-, nos abandonamos en los brazos de María como niñitos, como el niñito Jesús. Este es el gran secreto de la santidad más elevada y de la vida mística más maravillosa. Mediante el rosario diario, realizamos este abandono en sus brazos maternales. Porque si adoptamos como oración predilecta y principal el rosario diario, es que desechamos nuestros medios y métodos, para abandonarnos literalmente en el medio y método de María: el rosario cotidiano. Para quien lleva una vida de oración profunda, pero aún no experimentó el rosario diario, y debido a sus ocupaciones alcanza a tener aproximadamente una media hora diaria exclusiva de oración -lo que toma como mínimo una corona del rosario-, si se le hablara de adoptar el rosario como forma de oración, podría tener la inclinación prejuiciosa de temblar ante la idea de abandonar su bella oración por un rezo estructurado y repetitivo que le parecería de principiantes, de devotos poco elevados. Esto es una reacción natural. Y he usado la palabra abandonar porque el rosario diario como forma de oración es justamente abandonarse, olvidarse de las capacidades de uno y de todo lo que uno puede llegar a hacer para unirse a Dios, y abandonarse en brazos de María. Ante semejante acto de esperanza, se entiende cómo los devotos del rosario llegan a la santidad aceleradamente. Rezar el rosario diario es dejar de confiar en nosotros y confiar totalmente en María. Por eso el camino más corto y pronto para llegar a santo es el rosario diario.


Entonces, por medio del rosario de cada día, nos abandonamos en los brazos de María y nos dejamos guiar por Ella.



2) en esta oración antigua y siempre nueva

La oración del rosal de María es antiquísima. Bajo el modo que la conocemos, tiene al menos aproximadamente 8 siglos de antigüedad. Pero la antigüedad no es sinónimo de anticuado. El Papa nos dice que es siempre nueva, así lo ha testimoniado Pontífice tras Pontífice recomendándola una y otra vez incansablemente a lo largo de la historia de la Iglesia. Y la Virgen en cada aparición nos insiste en que recemos el rosario todos los días.


Benedicto XVI dice que es ‘siempre nueva’. Esto es por dos razones. El rosario como oración tiene dos fines: contemplación y súplica.


En cuanto contemplación, consiste en la contemplación del misterio de Cristo. Y este misterio es inagotable. Aunque meditemos durante largos años día a día en los 20 misterios del rosario, nunca agotaremos su riqueza y maravilla. Siempre será nuevo. El misterio de Cristo que se contempla en cada decena es infinito, siempre rebosa novedad, así es ahora y lo es por toda la eternidad.


En cuanto que el rosario es súplica, súplica incesante, también es siempre nuevo. Porque nunca habremos suplicado lo suficiente por nuestra salvación. Por lo que a cada instante debemos pedir a Dios que nos salve. Nadie puede decir ‘he suplicado lo suficiente, ya no necesito pedir más’. Sería un pobre presuntuoso en peligro de condenación. En cambio el humilde, hasta que no es llevado por la Virgen al cielo, no dejará de suplicarle día y noche que ruegue por él ahora y en la hora de su muerte. Esto es el rosario siempre nuevo en cuanto súplica: siempre debemos suplicar. Aparte, en nuestra vida siempre habrá novedades de toda clase, por lo que también pediremos con intenciones referidas a las necesidades que surjan.


El rosario es siempre nuevo porque nunca agotaremos el misterio de Cristo que contemplamos y porque necesitamos pedir en todo momento.



3) muy apreciada por ella porque nos conduce directamente a Jesús, contemplado en sus misterios de salvación: de gozo, de luz, de dolor y gloriosos».


La Virgen ama el rosario porque de él ha hecho Dios el camino directo para ir a Jesús: los brazos de su Madre. Rezar el rosario es abandonarse en los brazos de María, y Ella no se queda con nosotros para Ella, sino que nos prepara y nos lleva directamente al Amor de los amores, al Señor de su Corazón Inmaculado, su Hijo Divino, para que se vuelva el Señor de nuestros corazones. El Papa dice algo muy importante. El rosario no puede reducirse a un mero medio, pero el Papa dice algo más con estas palabras: el rosario no es un medio. ¡El rosario es ir directo a Jesús! Admirémonos de la excelencia del rosario diario. No des más vueltas, reza el rosario todos los días: irás directo al sentido de tu vida, a tu Jesús. Por eso, como el rosario es ir directo a Jesús, no hay que temer jamás que recomendar el rosario a alguien que no sabe nada de la fe católica y quiere acercarse a Dios sería darle demasiado de pronto. ¡Es un prejuicio! Justamente el rosario lo llevará directamente a Jesús, como enseña Benedicto XVI. Aquel prejuicio nos viene en parte porque creemos que somos nosotros con nuestras palabras los que evangelizamos. Es cierto que nuestras palabras son importantes y ayudan, pero lo decisivo del Evangelio lo tiene Jesús en el interior de cada alma, y si a una persona le recomendamos el rosario, ¡le estamos recomendando que vaya directamente con Jesús! Por lo que, con nuestras valiosas palabras, ayudemos a los hermanos que quieren acercarse a Dios recomendando ir directo a Jesús mediante el rosario diario.


A Jesús se lo conoce en sus misterios de salvación: los gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos. No busquemos a Jesús con parloterías, rezando como charlatanes, dejándonos llevar por el impulso y sentimentalismos, como el Salvador nos enseña y advierte en Mateo 6, 7-8: «Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos, ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan.» Para conocer a Jesús realmente, hay que dejarlo hablar a Él, y Él lo hace revelándonos sus misterios de gozo, luz, dolor y gloria a través del rosario. ¡Que hable su misterio, no nosotros! Nosotros, humildes y abandonados en los brazos de la Madre de Dios, limitémonos con confianza a repetir incansablemente la oración que el Señor enseñó a los discípulos tras aquella advertencia, el Padrenuestro, y a recitar Avemaría tras Avemaría, que es el cántico nuevo que anunció el misterio de Jesús.


¿Quieres ir directo a Jesús? Lo encontrarás en sus misterios sagrados, los misterios del rosario, rosario compuesto de las oraciones que a Él le agradan. No hay modo más directo de ir a Jesús, tenlo por seguro, que los santos, que lo rezaban puntillosamente todos los días, lo tenían muy claro.



4) El Rosario es la oración bíblica, totalmente tejida por la Sagrada Escritura


Sobre esta verdad se han escrito numerosos artículos defendiendo el carácter esencialmente bíblico del rosario. Sólo diremos aquí que la fuente del rosario es la Palabra de Dios: los misterios que contemplamos se hallan en las Escrituras, y las oraciones que lo componen también. Asimismo el carácter repetitivo del rosario, que responde a la exigencia bíblica de la oración incesante (1 Tesalonicenses 5, 17) en imitación del Divino Salvador que en Getsemaní repetía su súplica al Padre una y otra vez (Mateo 26, 42.44). El rosario no es repetir, el rosario es amar, y el rosario es unirse una vez, y otra vez, y otra vez, y otra... por siempre, una y otra vez. Los Avemarías repetidos incesantemente son en realidad el amor que se sostiene incansablemente.



5) Es una oración del corazón, en la que la repetición del ‘Ave Maria’ orienta el pensamiento y el afecto hacia Cristo


Esto que dice el Romano Pontífice es muy hermoso y hondo. Aquí dice otro aspecto de la belleza de la repetición. Porque el sentido de la vida humana es la unión con Dios, y precisamente la repetición de lo mismo, del Avemaría que anuncia a Jesús, y la contemplación siempre de los mismos 20 misterios de Cristo, al ser siempre en este sentido lo mismo, al ser entonces una cosa, uno, brindan una ayuda para orientar el pensamiento y el afecto hacia Uno solo. La repetición conviene a lo unitivo de la oración porque nos une al Uno. Por eso el rosario es tan perfecto, porque al concentrarse en algo uno, conviene admirablemente para unirse al Uno, a Cristo. El rosario en lo repetitivo es unitivo, como el amor que concentra todo en el Amado y no piensa más que en Él, repitiendo todo sobre Él. Es una oración del corazón, corazón cuyo centro llega a ser Jesús, el Jesús que repetimos Avemaría tras Avemaría como centro de esa oración a María (‘y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús...’). Tengamos muy presente que en el centro de cada Avemaría, oración a la Virgen, reina soberanamente el nombre Santísimo de Jesús.



6) Es oración que ayuda a meditar la Palabra de Dios

La Virgen, nuestra Maestra, a medida que progresamos en el rezo diario del rosario, nos instruye misteriosamente en la Palabra de Dios y los secretos que contiene. Su rosario no sólo ayuda a meditar la Palabra de Dios durante el rezo de cada misterio, sino que por aquel abandono que hacemos al rezar así, nos santificamos y nos abrimos más al Espíritu Santo, de modo que, más dispuestos a recibir las luces del Espíritu, cada vez que nos acerquemos a la Santa Palabra, oiremos más atentamente su voz divina que nos explica las Escrituras. Como el rosario cotidiano nos hace santos, siendo santos gozaremos de la sabiduría de Dios, y entenderemos la Biblia con esta sabiduría divina que nos comunica María.



7) ayuda a asimilar la Comunión eucarística

El Papa expresa algo bellísimo: la conexión honda entre Eucaristía y rosario diario. No hay mayor adorador de Jesús Sacramentado que quien reza el rosario diario, porque la Virgen a través de esa oración le comunica su amor ardentísimo a su Hijo en el Santísimo Sacramento. Ella nos lleva a unirnos a Jesús, y la mayor unión que podemos alcanzar con su Hijo en esta vida es a través de la Santísima Eucaristía. Por eso, siendo verdaderos devotos de la Virgen por su rosario diario, lo más importante para nosotros en esta vida será cada Comunión eucarística, cuando nos unimos íntimamente al Dios que contemplamos en cada misterio.



8) bajo el modelo de María que custodiaba en su corazón todo aquello que Jesús hacía y decía, y su misma presencia

Aquí Benedicto XVI da en el centro del secreto admirable del Santísimo Rosario. Porque rezar el rosario es rezar como rezaba la Virgen, que custodiaba y meditaba en su corazón todo aquello que Jesús hacía y decía. La Virgen no nos da una oración extraña a su propia oración, sino que en su bondad y generosidad, en su amor tan grande por nosotros, nos quiere hacer participar de su elevadísima e insuperable oración para hacernos santos como Ella. Esto es el rosario diario: rezar como la Virgen, tomar una parte en su oración, en su contemplación de Cristo, para que, participando de su oración, participemos de su santidad. ¿Qué mayor glorificación de Dios que esta?



9) Invito a todos a identificarse cada vez más con Jesucristo, a vivir de su amor, a serle fieles en todo momento, a agradecerle tantos dones como recibimos de su divina bondad y a descubrir su presencia salvadora en medio de las pruebas de la vida.

Queridos hermanos: tengan por seguro, que alcanzaremos todo esto por medio del rosario diario. La condición para alcanzar esta vida de santidad y de fidelidad a la gracia a la que invita el Papa, es que el rezo perseverante del rosario diario esté gobernado por el deseo puro de vivir la Santísima Voluntad de Dios. La condición de la eficacia del rosario cotidiano para esta obra santificadora capitaneada por María, es buscar siempre la Voluntad de Dios. Y todo lo demás, se dará por añadidura. Una vez que empuñamos el rosario con aquella disposición adecuada, si perseveramos, María se encargará de todo. De lo único que debemos preocuparnos es de rezar el rosario diario, que de hacernos santos se encarga María, porque nosotros sólo podemos y sabemos decir una cosa: ¡Ave, María!. La garantía de que el rosario diario nos llevará a la santidad que dice el Papa, es el testimonio incontestable de los santos. ¡Ellos rezaban el rosario todos los días! Si nosotros nos decidimos a imitar su ejemplo, llegaremos a ser santos como ellos, ¡y aún más!



Hemos llegado al fin de esta reflexión que nos ha inspirado la sabiduría del gran Papa que nos ha regalado el Señor para estos tiempos y que ha formado María a través del rosario que le reza cada día. Nos despedimos con sus propias palabras:


«Que en este mes de octubre, la invocación constante del dulce Nombre de la Virgen María, mediante el rezo del santo Rosario, sea para todos fuente de consuelo y esperanza.»


¿Porque quien puede tener mayor consuelo y esperanza que quien ha hallado y vive el secreto de los santos, el secreto de la felicidad?: ¡Rezar el rosario todos los días!

martes, 28 de septiembre de 2010

Remar mar adentro (2ª y ultima parte)

Introducción

Continuamos con esta humilde observación acerca del Santo Rosario, por supuesto guiados por la Carta Apóstolica Rosarium Virginis Mariae realizada por S. S Juan Pablo II, recordamos que en la parte anterior hicimos un breve pero necesario esbozo de la expresión "remar mar adentro" en la, tan necesaria, búsqueda de cobijo y entendimiento acerca de las verdades de la fe cristiana que se ocultan apropiadamente dentro de los misterios del Rosario, esperando a que todos y cada uno de nosotros seamos capaces de descifrarlos.

María, guía y corredentora


Continua Juan Pablo II explicando que "aunque se distingue por su carácter mariano, es una oración centrada en la cristología. (...) concentra en sí la profundidad de todo el mensaje evangélico, (...) En él resuena la oración de María, su perenne Magnificat por la obra de la Encarnación redentora en su seno virginal. Con él, el pueblo cristiano aprende de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo y a experimentar la profundidad de su amor.


Efectivamente si, María, la virgen que es madre, la madre que es discípula, fue sin duda alguna la primera persona capacitada para dar testimonio de Cristo, cuando nosotros observamos a María, cuando entablamos un monologo estamos, en el fondo, tratando con Jesús, porque María es como se suele decir vulgarmente una "mandá", todo lo que puede, que no es poco, lo hace debido a que le ha sido otorgado por la fe ciega que tuvo en su hijo, confianza y un profundo amor eso es lo que la mantuvieron durante los malos momentos. Como revela el Magnificat, María no solo era una joven humilde y trabajadora, era una buena israelita,, silenciosa y mansa no cometió los errores que llevaron varias veces a la ruina a Israel, ella no se olvido de Dios por dedicarse a sus tareas, ni tampoco se olvido de sus tareas por seguir a Dios.

No me cuesta imaginar a María, aún joven, escuchando a sus padres hablar acerca de la situación de Israel, me imagino a los padres de María, San Joaquín y Santa Ana, discutiendo, quizás, debido a que tenían posiciones encontradas acerca de la situación y que incluso estaban presentes en las propias oraciones y ofrendas que realizaban en el templo. Por lo tanto no me resulta extraño que María tuviera un poso de conocimiento acerca de la situación, lo cual no quita que fuera el Espíritu Santo el que infundiera a María ese valor, ese arrojo y esa capacidad de oración-protesta.


Objeciones al Rosario


Así se titula el apartado C de la introducción de la Carta Apostólica que estamos tratando y así lo titulo yo porque me parece el titulo más correcto para expresar las objeciones que Juan Pablo II rescata para ser tratadas por su mano y sus conocimientos. Cualquiera que lea este apartado vera que hay dos objeciones, la relación Liturgia-Santo Rosario y el carácter marcadamente mariano del Rosario, esta ultima evidentemente no la voy a tratar, ya os he planteado mi opinión al respecto, así que me centrare exclusivamente en la relación Liturgia-Santo Rosario.


Explica Juan Pablo II que el Rosario no sólo no se opone a la Liturgia, sino que le da soporte, ya que la introduce y la recuerda, ayudando a vivirla con plena participación interior, recogiendo, así sus frutos en la vida cotidiana. Juan Pablo II entendió perfectamente el enorme valor del Rosario y precisamente la inclusión de los Misterios Luminosos lo que hacen es dar buena cuenta de los únicos aspectos que se habían dejado en el tintero hasta ese momento y que son de un gran valor, precisamente culminando estos misterios en la observación del misterio que supuso la institución de la Eucaristía, elemento este que provoco y que aún provoca, cuando se ha entendido, una enorme sensación de unidad en Jesucristo, este hace suyos dos elementos tan valiosos para sus compatriotas como son el pan y el vino y el otorga un valor divino al convertirlos, previa recitación de la oración, en su cuerpo y su sangre, es decir, envía un mensaje su pueblo, y a todos nosotros, en el cual nos dice: mirad, vuestro trabajo y vuestro sudor no me pasan desapercibido, no estoy aquí tumbado a la sombra mientras que vosotros os arrastráis, el fruto de vuestro sufrimiento lo hago mio, lo premio como una parte de mi.

El Santo Rosario, instrumento de contemplación y oración

Desde que comencé a utilizar el Rosario he creído que este pequeño instrumento en las materiales manos del ser humano, con unas bolas, que reciben el nombre de cuentas, como ya sabéis, era y es uno de los instrumentos más poderosos para la acción de Dios. Estas cuentas son historias, pequeñas partes de la historia de la Salvación que el hombre observa con cada contemplación de sus misterios, es, por decirlo así, como si subrayasemos el pasado, de forma constante el ser humano va viendo partes de la vida de Nuestro Señor, como si fueran episodios de una serie antigua de la cual ya conoces el final, si, pero necesitas sobre todo conocer esas partes de la historia para entender que ocurrió y como.

Pero seamos sinceros, ¿de qué sirve la contemplación? pues de nada, si no hay algo más. Es ridículo perder el tiempo recordando etapas de la vida de Jesucristo sino sirve de algo, si no se aprende algo. Y ese aprendizaje se manifiesta en la oración, es decir, se manifiesta cuando nosotros, sus seguidores, tomamos buena cuenta de la historia de su vida y en función de la cual la comparamos con la nuestra o la de las personas cercanas a nosotros, nuestra familia, nuestro circulo social, nuestro país, etc.., y le solicitamos su intervención, como uno con el Padre.

Para eso sirve la oración, sirve para ser oído y oír, para hacerse notar y para notar a la otra parte, por eso nosotros en la contemplación de los misterios oramos, oramos para entender y ser entendidos y sobre todo buscamos amarle y queremos, esperamos incluso, ser amados.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Remar mar adentro (1ª Parte)

El extracto de texto que a partir de ahora podrán todos nuestros lectores apreciar de forma estable justo debajo de la imagen de portada pertenece, como bien se especifica, a la introducción de la Carta Apostólica Rosarium Virginis Marie realizada por S. Santidad Juan Pablo II. Dentro de dicha introducción, apenas unas líneas más abajo S. Santidad utiliza una expresión con la cual nos gustaría mucho empezar a nosotros también en esta nueva temporada del blog "Corona del Cielo", esta es "remar mar adentro".

Evidentemente una expresión como esta deja escasas dudas, sabemos donde remamos y sabemos la dirección, ahora bien ¿por qué remamos hacia dentro? porque la historia de la Iglesia Católica, la historia de nuestra herencia y tradición así nos lo exige. Juan Pablo II fue todo un ejemplo, trabajador incansable, su ejemplo de predicación fue novedoso a todas luces, fue creativo e impulso cientos de iniciativas y sus últimos años de vida nos dieron una muestra enorme de su lucha contra una enfermedad degenerativa, el parkinson, que es ejemplo de tenacidad y de confianza heroica en Dios. Y sin embargo a nosotros nos dijo, entre otras cosas, "remar mar adentro".

Remar hacia dentro es una llamada imperativa al regreso a los orígenes, al principio, donde, en definitiva, todo comenzo y ese lugar, ese punto se encuentra en esos tres días en los que Jesucristo murió en la Cruz y resucito, ahí comienza todo y sin esto vana es nuestra fe. Juan Pablo II quiso que regresaramos a ese lugar como comienzo del viaje, como el espectador que ve que una película empieza en un momento extraño e incomprensible y necesita volver en el pasado para poder comprender como ha llegado la situación a ponerse así de mal, como el ser humano que siendo una persona que siente y que piensa necesita alguna vez de mirar hacia atrás para poder afrontar el presente y el futuro, eso es lo que quiso Juan Pablo II y eso es lo que solo te puede ofrecer el Santo Rosario.

No voy a perder el tiempo en explicaros, queridos visitantes, que es un Rosario, porque podría hacerlo si pero sería tan absurdo como cuando un libro de historia del arte explica las características de una catedral barroca, gótica o renacentista. Y es absurdo porque lo que de verdad merece la pena es lo que se siente al interactuar con ella, con Quien esta en ella. Por esto no os explicare absolutamente nada de la estructura del Rosario, tenéis cientos de imagenes explicativas y/o paginas a lo largo y ancho de toda la red. Mi función es contaros algo acerca del profundo valor que tiene el Santo Rosario, o más concretamente, del tesoro que oculta y porque Juan Pablo II uso la expresión "remar mar adentro" en una carta donde iba a tratar acerca del Santo Rosario.