ASOCIACIÓN Y COFRADÍA DEL ROSARIO SANTO DOMINGO EL REAL

Espacio dedicado a promover la devoción a la Virgen mediante la divulgación del rezo del Rosario, como medio de contemplar y meditar los misterios de la vida de Nuestro Señor Jesucristo y asemejarnos a Él.


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lunes, 6 de febrero de 2012

FIESTA DE LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR Y PURIFICACIÓN DE LA VIRGEN (LLAMADA DE LAS CANDELAS) - 2 de febrero



El Beato Juan Pablo II nos invita a contemplar a Cristo con María en el Rosario.

Con María contemplamos a Cristo en el 4º misterio gozoso del Rosario: la Presentación de Jesús en el Templo y la Purificación de María.

Por lo tanto ¿cómo contempla María a Cristo al presentarlo en el templo? Con María, ¿cómo contemplamos nosotros a Cristo en el templo? ¿Cómo contempla María a Cristo?




María, la Madre de Dios, contempla a Cristo como el Señor, como el Dios hecho hombre que el mundo busca porque lo necesita. No se puede vivir sin Dios. El mundo se ahoga.


María contempla a Cristo como el Mensajero de la paz, el Portador de la alianza definitiva que sellará con su sangre, que purifica como fuego de fundidor que refina la plata y el oro sin dejar huella de pecado. Y María presenta a su Hijo al Padre por la salvación de todos los hombres.


María contempla a Cristo como la Víctima redentora, la única capaz de ofrecer una reparación infinita y definitiva por el pecado de los hombres. Y María es la víctima corredentora, que al servicio de Cristo, se ofrece con Él al Padre.


María contempla a Cristo como Dios y hombre verdadero, que asume la naturaleza humana, que participa de nuestra carne y sangre, que se hace de nuestra familia, que nos comprende en nuestra debilidad, que es compasivo, misericordioso y perdonador, que carga con nuestros pecado. Y María ha ofrecido virginalmente su carne y su sangre para que se formara el cuerpo del Hijo por obra del Espíritu Santo. Por eso, es la Madre que nos ama, nos comprende, nos perdona. Es Madre compasiva y Misericordiosa. Es la Reina de la paz.


María contempla a Cristo como el Salvador de todos los pueblos. Luz que alumbra en medio de tanta oscuridad. “Bandera discutida” “señal de contradicción” que exige actitud clara y definida para ser aceptada. “Espada” que atravesará el alma de la Madre. Y María, obra del Espíritu, Santo es la primera redimida de modo excepcional y privilegiado, inundada de luz por la plenitud de gracia, de fidelidad absoluta que abre las puertas de su corazón corredentor para dejarse atravesar por la espada del dolor.


Con María ¿cómo contemplamos nosotros a Cristo?





Con María, buscamos a Cristo porque lo necesitamos: es nuestro Salvador. El mundo no puede prescindir de Cristo Redentor, del perdón y la gracia, del cumplimiento de los Mandamientos... sería el caos, la guerra, el terrorismo.


Con María, acogemos a Cristo, portador de la paz, alianza sellada con su sangre. Necesitamos de la purificación en la sangre de Cristo y de la reparación infinita que sólo Él puede ofrecer por nuestros pecados.


Con María, adoramos a Cristo, Dios y hombre verdadero, Dios como el Padre, y nos acogemos a su Corazón misericordioso y compasivo.


Con María, optamos por Cristo, nuestro Salvador y nos dejamos inundar por su luz. Optamos por Cristo con actitud clara y definida, con todas sus consecuencias.


Con María rezamos el Rosario.


Para recordar y contemplar los misterios de Cristo con el corazón, los
sentimientos y la mirada de María. Para alcanzar la paz que necesitamos y la estabilidad del matrimonio entre un hombre y una mujer y, consecuentemente, por la familia. Igualmente, para que los católicos voten en las elecciones con sentido de responsabilidad como piden nuestros Obispos.


Hoy es el día de la vida consagrada. Con María, encomendamos a los monjes y a las monjas, a los religiosos y religiosas, a todos los consagrados. Que aprendamos de María –la primera consagrada- a vivir los misterios de la vida de Cristo con fidelidad y a expresarlo en la vida apostólica. Y todos, con el Rosario en el corazón, en los labios y en las manos.




AUTOR: P. Carlos Lledó, O.P.


  Fotos de la celebración de la Fiesta en la iglesia de Santo Domingo el Real (Madrid)