ASOCIACIÓN Y COFRADÍA DEL ROSARIO SANTO DOMINGO EL REAL

Espacio dedicado a promover la devoción a la Virgen mediante la divulgación del rezo del Rosario, como medio de contemplar y meditar los misterios de la vida de Nuestro Señor Jesucristo y asemejarnos a Él.


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sábado, 16 de junio de 2018

Reto

Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.                              

UN INTRUSO IMPERTINENTE

Esta semana he sido la Lectora de la Comunidad. Eso significa que, en la Liturgia, me toca proclamar las lecturas en voz alta. En principio no supone grandes problemas, pues no suelen pasar de las cuatro líneas... a excepción del Oficio de Lecturas. Eso sí que es la prueba de fuego.

En este caso hablamos de dos lecturas, ¡de dimensiones olímpicas! A eso hay que añadirle que es la primera oración del día, y, a esas horas, a veces el sueño hace que se crucen las líneas. Si además te tocan textos de autores antiguos... ya puedes darte por perdido. Acabar la lectura sin trompicones es misión imposible.

Y ahí estaba yo, tratando de proclamar las razones por las que san Ignacio de Antioquía deseaba el martirio... y una mosca del tamaño de un rinoceronte se dedicó a pasear por mi escapulario.

Sujetando el libro con una mano, traté de espantarla, pero ella, nada sensible a las emotivas razones del mártir, erre que erre a posarse, esta vez, en mi cuello.

“¡Con la de monjas que puede elegir, tiene que molestar a la Lectora!”

San Ignacio daba sus argumentos a favor de los leones... y yo peleada con la mosca de marras.

En esto recordé que al demonio le llaman “el príncipe de las moscas”... y ya sí que sí se estropeó la lectura. ¡Me había perdido al cambiar de renglón!

Ya en la oración, no podía evitar sonreírme. Basta que uno quiera hablar del Señor... ¡que siempre surge algún impedimento! ¡Aunque sea una mosca!

Fue entonces cuando el Señor me hizo entender. No podemos pretender una vida sin dificultades, ni una misión en la que todo vaya sobre ruedas. Tarde o temprano, alguna cosa surge. Pero el problema no es la mosca. El problema es que, por centrarme en la mosca, ¡había dejado de mirar la lectura!

¿En quién fijamos nuestra atención? ¿En el problema... o en la razón de nuestra aventura, en nuestro motor para seguir adelante? ¿Miraremos a la mosca... o a Jesucristo?

Tú decides a quién prestar atención. Y, con esta decisión, señalarás qué es lo realmente importante para ti. En algún momento puedes despistarte, pero, aunque haya miles de moscas, ¡Cristo seguirá siempre ante ti, como estaba la lectura ante mis ojos! Él prefiere ser tu “segunda opción” antes que darte por perdido. ¡Eso es amor!

Hoy el reto del amor es que fijes tu mirada en Cristo para seguir la lectura. Te invito a que hoy no dejes que los malentendidos o los problemas te roben la alegría. Cuando lleguen, para con el Señor, recuerda que es por Él por quien luchas y, de su Mano, reemprende el día buscando encontrarte con los demás por encima de las diferencias. ¡Feliz día!

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¡Feliz día!

viernes, 15 de junio de 2018

Reto

Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.                              

PELANDO NABOS

Ayer tuvimos cocina; hubo un momento en que estábamos Israel y yo solas. Una, friendo pechugas; la otra, aderezando macarrones. Era el último día de retiro, día que quieres aprovechar al máximo... y lo último que te encaja es la cocina.

Sin embargo, nos pusimos a hablar de los Ejercicios, de dónde habíamos visto al Señor, y sentía que el corazón se me esponjaba. Después, no pude evitar reírme, porque la semana anterior nos pasó algo parecido: entre pucheros tocábamos el Cielo.

Y me acordaba del hermano Rafael cuando decía:

“Alguien que me dice que ¡qué estoy haciendo! ¿Que qué estoy haciendo? ¡Virgen Santa! ¡Qué pregunta! Pelar nabos…, ¡pelar nabos!… ¿Para qué?… Y el corazón dando un brinco contesta medio alocado: ‘Pelo nabos por amor…, por amor a Jesucristo’.”

Pensaba en todos aquellos a los que hoy se os hace arduo ir a trabajar o afrontar las tareas del día. Es verdad que las circunstancias no pueden cambiar y, sin embargo, ¡puedes tocar el Cielo! Todo depende de que no vayas solo a trabajar, de que dejes que Cristo entre en tus tareas del día e impregne de Amor cada gesto que tengas.

Así, si montas la primera pieza de un coche, no conocerás a la persona que lo va a conducir, pero llevará en su coche una pieza cargada de oración por él; si estás en la cocina, hay personas que van a comer de tu comida y, si dejas que entre Jesucristo, además de ingredientes, pondrás Amor; si eres profesor en un colegio, ora por cada alumno que se te acerque y verás que tus respuestas son diferentes.

Que hoy todos “pelemos nabos” pero... ¡por amor a Jesucristo! Que en todo lo que tengamos entre manos, al transformarlo en oración, toquemos el Cielo.

Hoy el reto del amor es que “peles nabos por amor a Jesucristo”. Cambia tu reloj de muñeca y así, cada vez que lo mires, pregúntate: “¿Para qué?... ¡Por amor a Jesucristo!”. Vuelve tu mirada a Él; allí donde estés, es tu momento de oración, de intimidad con el Señor.

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¡Feliz día!

jueves, 14 de junio de 2018

Reto

Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.                              

MERIENDA EN LA HUERTA

Uno de los días de ejercicios, salimos las del Novi a dar un paseo y, por el camino, nos fuimos encontrando a varias monjas en la huerta. Juntas, fuimos a parar al jardín del Noviciado. Pasando por una de sus avenidas, de pronto, Lety dijo en voz alta: “Os invito a merendar”, mientras señalaba un frondoso cerezo repleto de frutos.

Normalmente nunca llegamos a tiempo de coger los frutos de este árbol. Cuando queremos ir a por las cerezas, ya están todas picoteadas por los pajaritos. Pero este año, son tantísimos los frutos... que hay para todos.

Así pues, nos pusimos todas a comer cerezas; ¡menuda merienda, del árbol a la boca! Aquello era de foto: todas al rededor del cerezo, cada una con una rama, comiendo las frutas más rojas y dejando aún muchas más que estaban verdes o amarillas, esperado a madurar. Hasta Jubi comía de las ramas más bajas...

Pero la cosa no quedó ahí, sino que, según pasan los días, todas las monjas nos han ido comentando que qué buenas están las cerezas del jardín del Noviciado.

Es impresionante, vayas cuando vayas, ¡siempre encuentras fruto!

Y es que esto mismo es lo que el Señor nos ha regalado volver a experimentar durante estos días de Ejercicios. Él es como el cerezo, el Árbol del que todos podemos comer, y nunca se termina. Él ha dejado en nosotras de forma renovada la certeza de que, necesites lo que necesites, Él está ahí, siempre, para ti.

¿Qué necesitas? ¿Qué buscas? ¿Paz? ¿Esa paz que te quita el trabajo y el agobio? ¿Alegría? ¿Esa alegría de vivir cada momento como un regalo? Quizá necesites volver a experimentar el Amor verdadero, gratuito... No lo dejes para mañana, acude a Cristo. Él siempre está disponible para ti, porque te ama, porque quiere que tengas Vida, que nada ni nadie te atasque.

¡Sus frutos siempre están listos para llenar tu corazón de todo lo que estás necesitando! Parece que es imposible, que cómo te va a hablar... solo te digo que hagas la experiencia, que nunca saldrás igual de cómo entraste. Estar con Cristo nunca deja indiferente.

Hoy el reto del amor es merendar cerezas. Para unos minutos con el Señor, descansa en Él tu corazón, y, cuando salgas, lleva a los tuyos unas cuantas cerezas. Seguro que se las comen volando, y esto te ayudará a ver que los frutos que te regala a ti el Señor cada vez que paras con Él, siempre son también beneficio para los demás.

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¡Feliz día!

miércoles, 13 de junio de 2018

Reto

Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.                              

AGUA EN EL ZAPATO

Ayer, después de la meditación, me fui a dar un paseo por la huerta. La verdad es que está preciosa, parece una alfombra verde llena de colores, ya que las flores silvestres han crecido por todas partes.  

Cuando estaba en el punto más lejano de la huerta, empezó a llover, pero... ¡de qué manera! Llovía torrencialmente, así que, a toda prisa, comencé el camino de vuelta hacia el convento.

Al llegar me di cuenta de que mi pie derecho estaba empapado. Miré el zapato y, aparentemente, no tenía ningún agujero por donde pudiera colarse el agua: por arriba estaba impecable y, aunque al instante pensé que la suela se habría roto, al levantar el pie comprobé que también la suela estaba en perfecto estado.

Mi razón empezó a maquinar tratando de averiguar por dónde se habría colado el agua, porque la realidad era que mi media y mi pie estaban empapados.

Por más que razonaba, no conseguía encontrar la respuesta, ¡aquello no tenía lógica!

En esto me senté, dispuesta a cambiarme los zapatos... ¡y lo encontré! Al estar sentada, veía el lateral interior del zapato, y pude descubrir que, en aquel punto, la suela estaba despegada, ¡pero solo se veía desde esa posición!

Me di cuenta de cómo había luchado por razonar algo que estaba oculto a mi vista, aunque no podía llegar a ello mediante la razón. Solo la vivencia, la sensación de humedad me decía que tenía que seguir buscando.

Seguro que tienes en tu corazón algo que la razón no puede entender, un sufrimiento del que no ves salida, una enfermedad que no se puede curar, un hijo que no sabe qué hacer el año que viene... algo en tu corazón que te hace sufrir y que, humanamente, no encuentras descanso. Pero no lo encuentras porque no lo hay: te has topado de frente con tu debilidad, con tu humanidad... quieres que algo humano sea divino, y esto es imposible.

Muchas veces queremos amar y no podemos, queremos perdonar y no podemos, queremos aceptar y no podemos... Son tantas las situaciones en las que nos encontramos con nuestra debilidad de frente y... ¿qué hacer? ¿Sabemos dónde está la fuerza y la sabiduría para estas situaciones de debilidad?

San Pablo nos lo dice muy claro: “¿Quién me librará de este cuerpo de carne? Solo Cristo Jesús”.

Y es verdad. Hoy da gracias porque eres humano, da gracias por ser limitado, y deja a Dios ser Dios en tu vida, deja a Cristo ser fuerte en ti. No tienes que ser fuerte tú, pues tú no puedes. No tienes capacidad para encontrar el agujero de tu zapato; tu ser puede detectar tu pie mojado, pero solo Cristo encontrará el agujero y te secará los pies... para luego regalarte unos zapatos nuevos.

Jesús quiere estar en tu vida, pero no de una forma pasiva, ¡al revés!, quiere hacerte feliz, hoy quiere regalarte que ames tu debilidad, que no luches contra ella, sino que la ames y, desde esa debilidad, te cuelgues de Cristo y vivas de Él, dejándoLe ser fuerte a Él en ti.

Hoy el reto del amor es pedir a Jesús que sea fuerte en ti, que, ante la debilidad que sientes en esa situación, no quieras solucionarlo tú: déjaLe hacerlo a Él.

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¡Feliz día!

martes, 12 de junio de 2018

Reto

Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.                              

¡¡QUÉ BUENO!!

Hace ya unos meses, una hermana, sabiendo mi afición por la cocina, me prestó un libro sobre repostería.

Pues bien, estaba yo ayer, en la oración, meditando lo que nos había comentado nuestro hermano dominico sobre lo mucho que nos ama Jesucristo. Mi mente volaba en altas contemplaciones... y aterrizó en la cocina. ¡De pronto me descubrí recordando recetas del libro de postres!

¡Qué desastre! ¡Qué forma de despistarse!

“En fin...”, pensé, “triste condición humana... ¿Por dónde íbamos, Señor?”

De nuevo pensando en las bondades del Padre del Cielo y demás... y otra vez el libro dichoso en mi cabeza.

“¿Será posible?”, exclamé comenzando a mosquearme con mi escasa capacidad de concentración.

De pronto recordé algo que había leído en la introducción del libro de repostería: “Los postres no sirven para nada. Así como los demás alimentos buscan ante todo aportar nutrientes, vitaminas, etc., los postres no tienen esa función práctica. Su misión es, simplemente, hacer disfrutar a los comensales”.  

Y, en ese instante, ¡lo comprendí!

¡Ahora sí que podía deshacerme en un mar de gratitud y alabanza! Realmente... ¡¡qué bueno es nuestro Padre Dios!!

¿Lo habías pensado alguna vez? Él no solo hizo la comida necesaria y nutritiva, sino también agradable y deliciosa. Podría haber hecho que nos alimentáramos solo de hierbas o, simplemente, no regalarnos papilas gustativas, al fin y al cabo, igual que los postres en una comida, ¡no eran necesarias!

Pero el Señor no solo hizo que el universo fuera funcional, ¡sino también hermoso! Al terminar la Creación, Dios vio que todo era “muy bueno”, ¡se deleitó en su obra! Y ahora nos la regala... ¡”para que la disfrutemos”! (1 Tm 6, 17).

Realmente... ¡qué bueno es nuestro Dios! ¡Cómo nos ama!

Hoy el reto del amor es saborear tu comida. Sí, tan fácil (y asombroso) como eso. Déjate sorprender por la maravilla de los diferentes sabores, colores, texturas... ¡cuántos regalos pueden entrar en un solo plato! Hoy aliña tu almuerzo con una enorme acción de gracias al Señor, que ha cuidado hasta esos pequeños detalles ¡para que puedas disfrutarlos! Si al comer hoy te surge un “¡Qué bueno!”, recuerda terminar la frase: “¡Qué bueno... es el Señor!” ¡Que aproveche!

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¡Feliz día!

lunes, 11 de junio de 2018

Reto

Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.                              

HORMIGAS

Desde hace unas semanas han comenzado a aparecer gran cantidad de hormigueros en la huerta. De repente, todo se ha llenado de hormigas: hay hormigas en el jardín, hormigas en los caminos, hormigas en la galería, hormigas... ¡están por todas partes!

Llevo bastantes días observándolas, porque hay algo en ellas misterioso. Y es que, con lo pequeñas que son, qué poco miedo nos tienen. Nosotros para ellas tenemos que ser más que gigantes, pues solo alcanzan a ver de nosotros la suela del zapato, y, sin embargo, no nos tienen ningún miedo. Nos tienen más miedo los ratones, o cualquier otra alimaña, pero a las hormigas fácilmente se las ve en fila, cerca de nosotros, y, si nos descuidamos, hasta por encima de nosotros.

Tanta curiosidad me daban, que me puse a investigar un poco sobre ellas, y el Señor me indicó dónde está el quid de la cuestión. Cada una de las hormigas tiene una misión, un servicio que hacer a la comunidad. Y cada una de ellas tiene claro cuál es el suyo: unas se encargan de explorar en busca de alimentos y de avisar a las demás, otras se encargan de recolectar, otras se encargan de cuidar las larvas de la reina...

¡Tener clara cuál es su misión es lo que les hace no detenerse ante las adversidades! Si sopla el viento, allá las ves en su camino, con el doble de esfuerzo por sostener su cuerpecito sin salir volando, pero siguen adelante felices; si las lluvias taponan la salida de los hormigueros, en cuanto cesa, vuelven a abrir nuevos orificios por donde continuar su labor; si ponemos un pie en medio de su hilera, lo rodean con toda tranquilidad sin mostrar apenas inquietud...

Al mirar estas pequeñas criaturas, me encontré detrás con una enseñanza de amor. Ellas trabajan para las demás; si tuvieran libertad, se diría que trabajan por amor. No mira cada una por sí misma, sino que todas miran por el bien común y así consiguen construir juntas todo un “mundo” subterráneo que nos asombraría.

Siento cada vez más fuerte que, en el fondo, todos estamos llamados a vivir así, desde el amor: nosotras en medio de una Comunidad, con cada hermana, con todo el que se acerca; un matrimonio, en casa con los hijos, en la oficina; un médico, con sus pacientes...

Todos queremos vivir en plenitud, pero pronto nos sucede que nos topamos con nuestra propia debilidad, y es que cuando solo miramos nuestra debilidad, esta nos impide ver a los demás.

Y es que solo Cristo es quien nos puede dar la capacidad de vivir desde el amor. Él fue el único que tenía clara su Misión, la llevó a cabo hasta el final sin rendirse, aunque ello le costase la vida, muriendo en una cruz, pero para después resucitar. Solo Él podía hacerlo. Y esta es la buena noticia: que, viendo nuestra impotencia, se hizo Hombre y realizó todo esto por nosotros, porque su Misión era abrazar nuestra debilidad, amarnos así, pobres, para capacitarnos para el amor.

Cuando experimentas este amor en tu pequeñez, te desborda, y le encuentras gusto a amar a los demás. De pronto te descubres siendo feliz trabajando para los demás, porque lo que te mueve es el Amor.

Hoy el reto del amor es ser hormiga. Para cinco minutos delante de un Sagrario, experimenta cómo te ama Jesús, y pídele que te indique cómo vivir hoy desde el amor.

VIVE DE CRISTO

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¡Feliz día!

domingo, 10 de junio de 2018

Reto

Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.                              

VE A LA FUENTE

Nos está predicando los Ejercicios Espirituales un fraile dominico que ha pasado la mayor parte de su vida dando clases de Biblia. La verdad es que la Biblia me parece apasionante, me gustaría descubrirla en profundidad, desgranar cada detalle, cada enseñanza... pero, ¿por dónde empezar?

Una vez, procuré seguir un calendario para leerla en un año, y ya en febrero me perdí; en otro momento empecé a ilustrarla desde el Génesis, para que resultase más visual, y nada...; libros de referencia, estudios que deslumbran... pero no llegaba a tocar su esencia.

Hace poco de nuevo me propuse empezar. Cogí una Biblia, marqué los distintos libros con etiquetas de colores, investigué los mejores métodos para descubrirla (subrayar, esquemas, paralelos...) y, como nadie me daba respuestas válidas y prácticas, en el coro la tengo, esperando a ser abierta. Quiero que sea tan, tan perfecto lo que vaya a hacer con ella, tan estudiado... que revoloteo sin aterrizar.

Pues bien, el Padre, como te he dicho... profesor de Biblia. ¡Esta era la mía! Seguro que me recomendaba un buen libro con grandes comentarios. Le abordé sin dudarlo después de la meditación:

-Padre, usted es profesor de Biblia, ¿me podría decir qué libro me puede ayudar con la Biblia?

-El Sagrario; es Jesús el que te va a ayudar

Qué respuesta, ¡y cuántas vueltas había dado!  Buscaba seguridades, pero no había arriesgado a abrirla a la luz de Su mirada; a dejar que sea Él el que me la explique, el que vaya hablado al corazón.

Ante las dificultades, muchas veces, tendemos a buscar en primer lugar soluciones tangibles: una persona que nos escuche, un buscador de internet que dé con nuestro problema, un libro que nos dé las claves sobre lo que nos ocurre y las soluciones necesarias...

“El Sagrario; es Jesús es el que te va a ayudar”, es Jesús el que te va a regalar la paz que tanto necesitas, el que te va a agarrar fuerte en el próximo paso a dar, el que te va a dar la respuesta que tanto buscas. No tengas miedo a mirar tu vida a la luz de Su mirada.

Hoy el reto del amor es que vayas a la Fuente. Para delante de un Sagrario en algún momento del día, siéntate, experimenta Su presencia y deja que Él sea el que te guíe.

VIVE DE CIRSTO

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¡Feliz día!