ASOCIACIÓN Y COFRADÍA DEL ROSARIO SANTO DOMINGO EL REAL

Espacio dedicado a promover la devoción a la Virgen mediante la divulgación del rezo del Rosario, como medio de contemplar y meditar los misterios de la vida de Nuestro Señor Jesucristo y asemejarnos a Él.


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lunes, 17 de diciembre de 2018

Reto

Hola, buenos días, hoy Matilde nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

¡LA PLANTA QUE SE ENROSCA!

Teníamos en el convento una planta de interior. A las hermanas que la cuidaban cada vez se les ponía más fea. ¡No, no que se cayeran las hojas o se pusieran amarillas, no!... Estaba de un verde provocativo, pero había algo que nos hacía ver que sufría, que se ponía enferma, y avisaba que le dieran el tratamiento adecuado…

Yo les pedí a estas hermanas que me la dejaran, a ver si, con cuidados especiales y observándola, todas esas hojas, que se enroscaban sobre sí mismas, llegaban a estirarse y a mostrar su belleza y esplendor.

La regaba regularmente, la aboné, la puse en la sala donde trabajamos y pintamos (que hay una temperatura agradable y luz) y esperé… pero nada. La planta estaba muy viva, pero sus hojas seguían enroscadas…

Entonces, miré libros de plantas para encontrar la causa, y en uno indicaba: “Si las hojas se enroscan, es que les falta humedad. Hay que espolvorearlas con agua cálida y se abrirán ellas solas”…  

Así hice lo hice y… ¡oh, milagro, al cabo de pocos días, las hojas se están desenroscando solas!

Esta reacción de mi planta me hizo reflexionar sobre nuestra actuación cuando hay algún problema o dificultad. Veo que, ante situaciones que no me son gratas, hago como la planta: me enrosco en mí misma y trato de solucionar desde mí lo que con este “tratamiento” es imposible que se arregle…

Entonces, leo “el manual de comportamiento de Jesús”, su Evangelio, para descubrir cómo hacía Él…

En los momentos fuertes de su vida, no se miró a sí mismo, sino que se lanzó a los brazos de la Misericordia del Padre: que Él hiciera, en su Voluntad, lo que había deseado para su Hijo…

Jesús nunca se “enroscó”. Su disposición al rocío del agua de Dios estuvo siempre abierta, porque la ternura del Padre lo envolvía y su alma humana estaba siempre tersa y fresca.

Jesús me enseña por esta planta muda (pero que me habla) la necesidad que tengo de recibir el agua de su amor para que nunca permita que me “enrosque” en mí. Siempre con la boca del deseo abierta para que me llegue su gracia, que es como un río de aguas que nunca se agota…

Hoy el reto del amor es que, ante situaciones difíciles, mires a Jesús y te abras a su misericordia y amor. “¡Que nunca me repliegue sobre mí!”... ¡Díselo a Jesús muchas veces!

VIVE DE CRISTO

Enlace para solicitar el calendario “VIVE DE CRISTO 2019”:

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¡Feliz día!

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