Reto

Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.                              
    
SORPRESA TRAS LAS VELAS

El otro día, mientras rezábamos sexta (al mediodía), la iglesia estaba vacía. De pronto se abrió la puerta y entró alguien, pero se quedó atrás. Nosotras seguimos rezando, sin que ninguna se detuviese a observar.

Al cabo de un buen rato descubrí que aquella persona se había ido acercando silenciosamente hasta nuestra reja. Me di cuenta de su presencia porque rebuscó en sus bolsillos hasta encontrar una moneda para echarla en el lampadario.

Se trataba de un hombre, grande y fuerte, y la moneda era para una niña, pequeña y rubia, que llevaba en brazos.  

Mientras echaba la moneda, la sonreí. La pequeña me vio y... ¡se llevó las manos a la boca, ahogando un grito!

-¡Ala, papi! -exclamó mientras me señalaba- ¡"Ze ríen"!

El pobre hombre, que tanto había querido respetar el canto del coro, salió a toda prisa, mientras la niña, en sus brazos, seguía mirándonos con tanto asombro como si viese a extraterrestres simpáticos, provocando aún más risas...

¡Qué profundo puede llegar una sonrisa! Una simple sonrisa puede hacer que se abran las ventanas de un corazón tanto como se abrieron los ojos de aquella pequeña...

Y, la gran pregunta... ¿como será la sonrisa de Jesús? ¿A qué sonará su risa? Los poetas dicen que a cascabeles, al canto del agua... ¡Estoy segura de que es una sonrisa profunda y que contagia alegría!

¿Y tú? ¿Alguna vez te has imaginado a Jesús sonriendo? Puede ser que no... Ya lo dijo el papa Francisco: "No estamos acostumbrados a pensar en un Jesús sonriente, alegre. Jesús estaba lleno de alegría" (3.XII.2013).

Hoy el reto del amor son dos sonrisas. La primera es la de Jesucristo. Te invito a que, en tu oración, le pidas al Señor poder imaginar su sonrisa. ¿Sabes que Jesús te recibe con una gran sonrisa cada vez que te diriges a Él? ¡Pídele poder vislumbrarla aunque sólo sea un poco! Y, la segunda sonrisa... ¡es la tuya! Te invito a que, igual que ha hecho el Señor contigo, hoy recibas a quien llame a tu puerta (o a tu móvil) con una gran sonrisa de bienvenida. ¡Seguro que más de uno abrirá los ojos tanto como la pequeña de nuestra iglesia! ¡Feliz día!

VIVE DE CRISTO

  
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¡Feliz día!