"Santa María, Madre de Dios, consérvame un 
corazón de niño, puro y cristalino como una fuente. Dame un corazón 
sencillo que no saboree las tristezas; un corazón grande para 
entregarse, tierno en la compasión; un corazón fiel y generoso que no 
olvide ningún bien ni guarde rencor por ningún mal. Fórmame un corazón 
manso y humilde, amante sin pedir retorno, gozoso al desaparecer en otro
 corazón ante tu divino Hijo; un corazón grande e indomable que con 
ninguna ingratitud se cierre, que con ninguna indiferencia se canse; un 
corazón atormentado por la gloria de Jesucristo, herido de su amor, con 
herida que sólo se cure en el cielo."
 (Leonce de Grandmaiso, S.J.) 
 

 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario