ASOCIACIÓN Y COFRADÍA DEL ROSARIO SANTO DOMINGO EL REAL

Espacio dedicado a promover la devoción a la Virgen mediante la divulgación del rezo del Rosario, como medio de contemplar y meditar los misterios de la vida de Nuestro Señor Jesucristo y asemejarnos a Él.


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sábado, 22 de enero de 2011

El rosario diario para alcanzar la fe verdadera

Por Leandro Coccioli



El rosario diario rezado con las debidas condiciones, que principalmente es buscar la Voluntad de Dios, nos dispone a recibir la fe de la Virgen María, la fe verdadera, la fe en la plenitud del misterio revelado, que consiste en creer firmemente en todo lo que Dios ha revelado y la Santa Iglesia nos propone para creer. La Santísima Madre de Dios, por su mediación omnipotente, nos eleva la inteligencia con la fe más brillante, con su propia fe y la fe de los más grandes santos, por la que recibimos la totalidad del misterio de Cristo respondiendo filialmente a la revelación de Dios. Se trata de un don singular que reciben los verdaderos devotos del rosario diario: creer en todo lo que la Santa Madre Iglesia nos propone para creer, con una adhesión total y obediente de fe teologal.


Muchos que no creen en lo que la Iglesia nos propone para creer, si rezaran el rosario todos los días, bien dispuestos, con un corazón sincero buscando la Santísima Voluntad de Dios, pronto se convertirían y profesarían la fe católica con un ardiente amor a la Iglesia de Cristo y su Vicario el Santo Padre. Esto es así. Porque si te abandonas en los brazos de María mediante su rosario cotidiano, Ella te convierte. Esto es así.


Pero debe cumplirse una condición esencial: rezar buscando la Voluntad de Dios y dispuestos a querer cumplirla. Porque si alguien está en desacuerdo con la fe y la moral de la Iglesia, pero rezara el rosario todos los días sin la disposición de querer cambiar ni de desapego al pecado, y creyéndose con obstinación que acierta en su modo de creer y de vivir, es un pobre perdido, y los rosarios de nada le valdrán; al contrario, cada rosario mal rezado con el corazón endurecido lo endurecerá más y más. Ese pobre miserable no busca la Palabra de Dios, no busca la Voluntad del Padre: se busca a sí mismo, y en vez de desear oír la voz de Dios a través de su plegaria, oye su propia voz y le dice a Dios cómo deben ser las cosas según su juicio mezquino, en vez de preguntar a Dios cómo son las cosas. Pero el verdadero devoto, no reza así: el verdadero devoto calla para que hable Dios, por eso reza verdaderamente limitándose a recitar los Avemarías y a dejar que hable el misterio de Cristo en cada decena, para descubrir la Voluntad del Padre y vivirla.


La verdadera oración, la oración de los santos, de nuestra parte consiste en preguntar a Dios, y esperar su respuesta. Los falsos devotos, no le preguntan a Dios, le dicen qué piensan y qué van a hacer, sin esperar con sumisión filial ni santa paciencia perseverante la respuesta del Señor. Por eso el rosario es la oración más perfecta: allí oímos el misterio del Salvador, y nosotros, humildes, nos reducimos a recitar la salutación angélica aguardando la respuesta del Padre. Y la respuesta del Padre es siempre: Jesucristo, su Hijo. Jesús, el centro del Avemaría, el nombre más dulcísimo que pronunciamos Avemaría tras Avemaría. Eso es el rosario.


Por medio del rosario, alcanzaremos una fe trinitaria y cristocéntrica, una fe profunda, resplandeciente, la fe verdadera. Rosario tras rosario, saboreamos el misterio de la Santísima Trinidad y de Cristo. El rosario es obsesionarse amorosamente con el misterio de Jesús. El rosario nos da la fe de la Virgen María, la Mujer que es toda relativa a Cristo, que sólo pensaba y sólo piensa en Cristo, el Amor de sus amores. La Virgen nos concede su fe. Por eso nos pide que nos introduzcamos en su Corazón Inmaculado rezándole el rosario diario: para darnos su fe radiante. Para que nos obsesionemos con Jesús como lo estuvo y está Ella. Y así, hacernos santos como Ella es santa.


A través del rosario diario de María, alcancemos y aumentemos nuestra fe, y santificados por la gracia del Espíritu Santo, vivamos por la fe (Rom 1,17). Como los santos, para llegar a ser como ellos, y aún más.

1 comentario:

Anónimo dijo...

♡♥ JESUS YO CONFIO EN TI GUIA MI VIDA GUIAME CON TU AMOR ESPERO EN TI ABRO MI PUERTA DE MI ALMA Y MI♡ ENTRA CADA DIA MAS PARA QUE MI FE Y MI AMOR HACIA TI AUMENTE GRACIAS GRACIAS POR QUE TU RESOLVERAS TODA MI VIDA Y QUIZAS NO SE PEDIR PERO SOLO TE PIDO CON HUMILDAD DAME SENOR DE ACUERDO A TU VOLUNDAD GRACIAS.