ASOCIACIÓN Y COFRADÍA DEL ROSARIO SANTO DOMINGO EL REAL

Espacio dedicado a promover la devoción a la Virgen mediante la divulgación del rezo del Rosario, como medio de contemplar y meditar los misterios de la vida de Nuestro Señor Jesucristo y asemejarnos a Él.


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martes, 17 de octubre de 2017

Reto

Hola, buenos días, hoy Matilde nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.                              

EL BUEN SAMARITANO

Uno de estos días leíamos en la Misa la parábola del Buen Samaritano, y me quedaba sorprendida de la dureza de corazón e indiferencia del sacerdote y el levita, que, viendo a ese hombre medio muerto en el camino, no se pararon a echarle una mano.

Pero me daba cuenta también de que, la compasión del samaritano, no era suya. Ese sentimiento de piedad era de Dios…, y recordé vivamente algo que me sucedió siendo yo joven estudiante y recién llamada por el Señor a seguirle en la vida religiosa.

Iba por la calle a prisa porque tenía un examen y mi tiempo estaba justo. De repente, una joven cayó desplomada delante de mí llorando, en una fuerte crisis nerviosa de sufrimiento. Mucha gente se paró y la levantamos del suelo; su estado psicológico estaba muy alterado, no parecía estar en este mundo. En esto me di cuenta de que todos habían desaparecido y estaba sola con ella.

A dos pasos estaba el Ministerio del Interior y muchos guardias haciendo allí su servicio. Les pedí que la atendieran, pero me contestaron que estaban de servicio y no podían moverse de allí. En un instante vi que, si me hacía cargo de esta joven, mi examen, que era final, lo perdería, y además, aprobando ese examen, terminaba el magisterio antes de entrar al convento.

Pero algo por dentro, era la voz de Dios, me respondió: "Pues aún así, lo primero es que te compadezcas y la ayudes, lo demás, si lo pierdes…"

Me puse en marcha. La llevé en un taxi a un centro de salud. Allí le dieron los primeros auxilios y me indicaron que sola no podría ir a su casa. Entonces cogí otro taxi y nos fuimos para allá. Vivía en un barrio extremo de Madrid, así que el precio del taxi subía y subía, y yo no sabía si tendría dinero para ir y volver a casa. Por fin llegamos y la entregué a su madre, que, entre lágrimas, no sabía cómo agradecérmelo…

Pero aquí no acaba la historia del Buen Samaritano, porque marché directamente a la escuela por ver si podía hacer algo con mi examen y conté lo sucedido a la profesora. Ella me lo hizo en particular y Dios me regaló aprobar todas las asignaturas y terminar el magisterio.

Siempre, al recordar este episodio, he visto cómo el amor de Dios me había cogido el corazón y lo primero era Él, me regaló poder hacer una obra de misericordia.

Hoy el Reto del Amor es dejarnos tocar por Dios a la compasión y misericordia. No pases de largo ante una necesidad que veas en tu hermano. Échale una mano.

VIVE DE CRISTO

  
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¡Feliz día!

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